La maldición de la luna pálida
El fuego de la hoguera chisporroteaba en el centro del campamento, bajo el cielo salpicado de nubes rosadas y anaranjadas del atardecer. Bambo atizó las brasas y giró con cuidado las estacas donde se estaban asando las pocas liebres que Alug había logrado cazar durante la jornada. Sobre el centro de la lumbre hervía un amplio caldero en el que el cocinero estaba preparando una sopa con los huesos de los animales y algunas hierbas de la zona.
– Hermana, ¿iremos mañana a buscar a Zarendine?
Alug suspiró, cansada de repetir una vez más la misma conversación.
– No, Radkum. Zarendine […]