Quioriden estaba sentado en su mesa de despacho, aquella que había colocado en una esquina, con su habitual apariencia de burócrata gris, alto, cenizo y sumamente aburrido. El rostro seco, con aquellos ojos apagados, encerrados en las cuencas hundidas y custodiados por los altos pómulos, cejas pobladas y nariz aristócrata. Llevaba una túnica de un antiguo gremio desaparecido y casi olvidado que combinaba con su personalidad y aspecto. Con gesto mecánico cogía un papel de la bandeja de reportes y lo leía con detenimiento, consultando de vez en cuando algún libro de la cercana estantería o algún otro reporte ya revisado. Con la misma dejadez, revisado ya y con su habitual firma, el reporte se llevaba un estampado del sello oportuno y aterrizaba en “revisados”, para ser sustituido en el escritorio por un nuevo informe.
Ylvrith entró en la sala de Maestros de Juego, con el ceño fruncido y pasos cortos, debido a su actual apariencia de enana, dirigiéndose apresuradamente a la mesa portando varios papeles. Quioriden interrumpió su examen y se giró lentamente hacia la recién llegada. Parecían una enfurecida y rebelde enana asediando un impasible torreón con un rostro cincelado en la cúspide empedrada.
– Dime, Ylv…
Ylvrith dejó un papel encima del escritorio, casi tapando el reporte que estaba siendo examinado, que fue apartado y colocado en la bandeja “Pendientes” con pausada moción. Quioriden discernió con un simple vistazo el posible problema, antes de aterrizar otro reporte al lado, con semejanzas en forma.
– Ya veo…
Con un suspiro, le devolvió la mirada a Ylvrith que se calmó un poco, las brasas de su cólera contenida apagándose por si solas sin nadie que las avivase.
Se incorporó y tomó ambos informes comparándolos de nuevo con mayor detenimiento y al cabo de un rato sus ojos parecían haberse contagiado del ánimo ferviente de su camarada. No podía haber mayor contraste en la apariencia de sendos seres y sin embargo sus ánimos estaban en sintonía.
– Creo que en ésto debemos pedir asistencia a tus compañeros de oficio… ejecutores, los había llamado ¿cierto?
Ylvrith sonrió aun cuando poco de hermoso había en aquel gesto.

Con el inicio de la nueva temporada se han hecho algunos cambios, entre ellos la inclusión de casos de faltas de comunidad leves entre los ya conocidos, debido a que constituyen abusos o mal uso de los recursos de la comunidad.
Algunos de éstos son: reportar como gesta propia una obra de otros autores (plagio) , insultos a jugadores mediante gestas, reporte intencionado de gesta de varios personajes siguiendo el guión de un solo autor ( la llamada “gesta por correo” ), reporte intencionado y consciente de gestas inválidas.
La primera infracción se traduciría en aviso formal, mantenido por un periodo de gracia dos temporadas. La reincidencia, considerada ésta una infracción con un aviso previo, tendría consecuencias administrativas más graves según considerase el Consejo de Jugadores.

Como siempre usar el buen juicio y los dichos del tipo “si parece un abuso, probablemente lo sea” son los mejores consejos para los jugadores.

Un saludo y ánimo.