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    • Cras94
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      Número de entradas: 876

      Registro 1

       

      Un ser reptiliano de casi 1,90 metros camina con pasos firmes, haciendo temblar ligeramente el suelo a cada pisada con sus casi 100 kg de peso. Cicatrices irregulares le recorren las escamas por todo el cuerpo, faltándole algunas escamas por diversas partes, donde se le aprecia la carne blanda. La cola es un poco pequeña para su raza. Su mirada es oscura, con unos ojos grandes y negros.

      Que no te engañen las letras.
    • Cras94
      Participante
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      Registro 2

      Historia:

       

      La iluminación era tenue debido al incienso que se quemaba en los cuatro cuencos, situados uno en cada esquina. Entre tanto humo era perceptible los ojos rojos del anciano chamán que contemplaba la ovada de ese año a sus pies escamosos. La experiencia le había enseñado que huevo, debido a su tamaño y forma, iba ser desechado, es decir, la cría de lagarto recién nacida tirada al delta de Zulk. Muy, pero muy, pocas veces se había equivocado en sus predicciones. Sin embargo, aquella fue una de las excepciones.
      Al cabo de un par de semanas, situados en el muelle de Grimoszk al anochecer, se encontraba una pequeña jaula con 3 crías de lagarto y el anciano chamán preparado para su ancestral ritual. Siempre ha sido así, y siempre será así. No puede existir hombres-lagartos imperfectos y aquellos que no cumplían con los cánones de la raza eran comida para los tiburones, y estos a cambio, no hostigaban las costas de Zulk.
      El anciano chamán rezó una plegaria en voz baja e hizo gestos ancestrales que sólo conocían los chamanes. Introdujo rápidamente la mano en la jaula, y agarrando por la cola a la primera cría que encontró, la arrojó directamente al océano en un tirón del brazo casi imperceptible. La cría voló unos cuantos metros por encima del agua hasta caer con un sonoro zuuuum. En seguida el agua de la superficie empezó a tomar un color cobrizo y unas escamas salieron a flote.
      Sin dejar de mirar el océano, el anciano chamán metió la mano de nuevo en la jaula y atrapó a otra cría, esta vez del cuello. La cría que tenía una inteligencia superior a la media de su raza se preparó para el tirón del anciano chamán. Igual que su hermano, voló varios metros por el océano hasta caer de cabeza, con más elegancia que su predecesor.
      Los lagartos de la superficie no supieron qué ocurrió bajo el agua, puesto que el agua ya tenía color cobre y era indistinguible si parte era de la nueva cría recién arrojada o de la primera. Pero cosas del destino, semanas más tarde emergía de las aguas del muelle de Alandaen una cría de lagarto con multitud de cicatrices y sin algunas escamas en diferentes zonas del cuerpo.
      Y siendo el destino más caprichoso aún, en ese momento se encontraba el general de la guardia nivrim de Anduar reunido en la taberna de Alandaen para organizar la defensa del poblado ante un tsunami que se avecinaba. Uno de sus soldados que oteaba el horizonte en busca de indicios del dicho tsunami, vio como emergía la cría de lagarto malherida. El instinto de la raza le pudo y acudió presto a recoger a su hermano lagarto y presentarlo ante el general, el cual también pertenecía a la fuerte raza de los hombres-lagartos.
      El general le observó de arriba a abajo, de abajo a arriba, un par de veces y asintió con la cabeza a su soldado -Si sobrevive, le entrenaremos en la guardia y veremos si tiene madera –
      En menos de una semana y haciendo honores a la fama de la raza hombre-lagarto la cría se recuperó de sus heridas y empezó a entrenar con otros reclutas de la guardia nivrim. El entrenamiento era muy duro, incluso para alguien como él que había sobrevivido recién nacido en las costas de Zulk. Entrenando al principio con armas de madera, no tardó mucho en superar a sus hermanos reclutas y empezar a entrenar con armas de verdad, usando todo tipo de armas a su alcance. Así se sucedía un día tras otro, pero los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses, y los meses en años, hasta convertirse en un destacado soldado de pleno derecho de la guardia nivrim de Anduar.

       

      Rol:

       

      Rendruck siente devoción por armas grandes y poderosas, si bien no le hace asco a ninguna que le parezca útil. Con frecuencia es impulsivo fuera de Anduar pero tiene simpatía por los anárquicos, aunque no cree en ningún Dios. Matará de la forma más agónica posible a todos los ciudadanos de Grimoszk, así como los que colaboren con los mismos. No le preocupa sumar cicatrices a las que ya tiene.

       

      Objetivos:

       

      Encontrar el arma más poderosa de Eirea, así se encuentre en otro plano de existencia.
      Torturar al anciano chamán que le arrojó cuando era una cría.
      Defender a sus hermanos de la guardia nivrim.
      Recoger y entrenar a otras crías de lagarto arrojadas a la muerte como él.

      Que no te engañen las letras.
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