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    • Athewin
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      REGISTRO 1 

      Esta criatura es una amalgama de todo ser viviente que puebla Eirea. Tanto su torso, en el que pueden observarse unos voluptuosos senos, como sus gestos faciales pertenecen a los de una hermosa humana. De su boca nacen un par de pequeños colmillos hacia arriba otorgándole un toque extra de sensualidad mientras unos gruesos y retorcidos manojos de espinas grisáceas surgen de su cabeza realizando la función de cabello. De sus largos y estilizados brazos florecen grandes plumas pardas con tintes blanquecinos que aprovecha para volar. Desde su ombligo su fina piel comienza hacerse cada vez más tosca y oscura, hasta que en su cintura comienzan a brotar finas pero esbeltas escamas más relucientes que la pura obsidiana. En sus tobillos estas escamas terminan por convertirse en el propio amarillento hueso arrugado que dan lugar a unas patas aguileñas coronadas por tres afiladas garras. 

    • Athewin
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      REGISTRO 2 

      Historia 

      Al noroeste de Dalaensar, en la intersección entre el Mar de la Espada y el Mar de Loereth, se encuentra una isla de no muy grandes dimensiones que no aparece en los mapas actuales. Los marineros la conocen como la Isla de los Condenados. Oficialmente no existe pues los rumores y lenguas la tachan de una isla maldita, toda aquella embarcación que se adentra en sus dominios acaba encallando o hundida y sus navegantes desaparecidos. Los pocos que han dicho haber sobrevivido a aquello comentan como una hermosa brisa melódica parece hipnotizar a los timoneles que hacen lo posible por llevar los barcos hasta la orilla sin importar todo lo que tengan que atravesar.  

      No siempre fue conocida como tal, en la segunda Era la llamaban la Isla de Gharburk, la cual fue nombrada con su propio nombre por el marinero que la descubrió. Era un trozo de tierra lo bastante grande para albergar una enorme poza de agua central proveniente del mismo océano que era rodeada por unas enormes secuoyas que se disponían de manera selvática. Tenía la suficiente extensión para que numerosas criaturas pudieran existir en ella y, entre ellas, se encontraba una pequeña población de arpías. Este marinero llegó a un pacto comercial con ellas, pues la comida era bastante limitada en esta isla, pero en ella existía un importante yacimiento de obsidiana. De esta forma esta pequeña civilización fue aumentando su número hasta que llegó a ser totalmente incontrolable. La agresiva y caótica naturaleza de las criaturas comenzó a crear conflictos con los propios mercaderes y marineros que tuvieron que abandonar el lugar cuando algunos comenzaron a desaparecer. Tras su partida las arpías se comenzaron a dividir en pequeños grupos que lucharon entre ellos hasta que uno acaparó todo el control del lugar. Debido a la falta de alimentos pronto aparecieron prácticas caníbales lo que hizo disminuir drásticamente el número de arpías que poblaba la isla. Pero esto no fue suficiente, estas criaturas comenzaron a usar las habilidades innatas de su voz para atraer marineros que quedaban engatusados con ellas y de esta forma devorarlos y quedarse con sus provisiones. Y así sigue todo a día de hoy. 

      Debido a la apertura de la mina de obsidiana y a la pronta marcha de sus explotadores, este mineral quedó al aire libre contaminando toda la tierra y vegetación del lugar. Las criaturas del lugar también sufrieron ciertas mutaciones y las arpías no estuvieron excluidas de ella. La escamosa piel de sus patas se endureció y su color cambió de un verde palo a un negro translúcido. Sus huevos, antes blancos cambiaron a un tono verdoso oscuro, sí, estas criaturas son ovíparas, todas ellas ponen sus huevos en conjunto en la época de apareamiento y son criados por las Matronas. Ninguno tiene madre o padre, solo pertenecen a la tribu. De uno de estos huevos a mediados de la Cuarta Era nació nuestra protagonista Ghagkrik, aunque en su tribu era conocida como Ghagkrik Pluma Inquieta. Este mote era debido al ansia de exploración y de conocimiento que mostraba al resto del grupo, muy superior al que demostraban las demás ‘crías’.  

      En su juventud pasaba las horas yendo de una punta a otra de la isla, a veces caminando otra entre las ramas y de vez en cuando usando sus alas para ir más rápido, incluso en alguna ocasión intentó explorar la poza central sumergiéndose en ella, pero después de varios intentos y algún que otro susto desistió en ello, debemos recordar que las arpías no son muy buenas nadando, su plumaje se moja y se convierte en una pesada carga. En algunas zonas de la isla aún quedaban retazos de construcciones destartaladas que los mineros y comerciantes construyeron. La arpía se las conocía de memoria ya que en algunas había pasado horas y horas mirando sus libros, descifrándolos y aprendiendo el idioma en el que ellos se hablaba, la lengua arpía no es muy conocida en el exterior y si algún día marchaba le iba a hacer falta. De estos libros le encantaban los de aventura y fantasía, aunque realmente ella no sabía cuándo comenzaba y terminaba la ficción, ya que las matriarcas hacían muchos esfuerzos en evitar cualquier información de fuera de la isla.  

      Ghagkrik ya había matado en numerosas ocasiones cuando pasó su juventud ya que, debido a su prodigiosa voz, era una de las encargadas de encantar a los marineros incautos que se acercaban demasiado a la isla aprovechando también su naturaleza innata. Ya había aprendido todo lo que tenía que aprender, su día a día se hacía cada vez más monótono y vigilando en los acantilados recordaba aquellas fantasías que había leído en los libros una y otra vez. Ansiaba que en unos de esos barcos existiera algo de aquello, pero su espera se hacía cada vez más y más desesperante, en ellos solo habían insulsos pescadores y avariciosos mercaderes que la marea había desorientado y traído a una muerte dulce pero sangrienta. 

      Una mañana todo cambió, un majestuoso barco apareció en el horizonte y Ghagkrik comenzó a cantar como era normal para atraerlos hasta las rocas y que encallarán. El barco viró y puso rumbo a su dirección lentamente, como siempre, sin gritos ni ruidos que alteraran, todos ensimismados en esa dulce brisa armoniosa. Cuando apenas quedaban unos cien metros para llegar un sonido de cuerda seguido de una hermosa voz la alertó, observó el barco y vio como en la cubierta un humano con algún raro instrumento que tocaba con sus manos, todos reconoceríamos un arpa, sobrepuso su actuación a su voz, haciendo que todos los tripulantes despertaran del letargo algo aturdidos. Estos exclamaban gritos de bruja y de prisas hasta que el barco comenzó a virar de nuevo para alejarse de aquel lugar. 

      Ghagkrik se fascinó por todo aquello, comprendió que mucho de lo que había leído en sus libros podía ser verdad y no estaba dispuesta a pasar su vida allí sin descubrirlo. Alzó sus alas y se lanzó al barranco utilizando el viento para planear a ras del océano y esquivando alguna que otra ola llegó a la zona trasera del barco donde una especie de balcón salía de un camarote. Se posó lentamente en su baranda y sin hacer ningún ruido se adentró en él. Estaba oscuro, pero no era problema para ella, su visión le permitía ver el lugar sin problemas. Nada más entrar un enorme escritorio de madera maciza, en la parte superior un mapa lo ocupaba por completo, numerosos ropajes lujosos se encontraban colgados en maniquíes alrededor del lugar y una enorme cama se encontraba en uno de los laterales de la habitación. En el otro lateral quedó fascinada por una enorme vitrina que contenía multitud de objetos que ella desconocía, aunque alguno era muy similar al que había visto en las manos de aquel humano. 

      Escuchó el sonido de la puerta abriéndose y rápidamente se colocó tras uno de los maniquíes donde quedó realmente bien escondida, allí simplemente se quedó escuchando. 

      Voz de humano: ¡Maldita sea! ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Qué es este lugar? No aparece en los mapas. 

      El rechinar de la silla acercándose a la mesa. 

      Voz de humano: No, estoy seguro que no está en el mapa. Esto bien podría ser una gran hazaña para las aventuras de Floid el espadachín, aunque no estoy dispuesto a jugarme el pellejo con estos marineros tan holgazanes. 

      Sorprendentemente Ghagkrik entendía todo lo que este humano hablaba, al parecer había descifrado durante estos años correctamente los libros, su experiencia no había quedado en saco roto. 

      Voz de humano: ¿Y esa criatura? No hay ninguna isla de sirenas conocida por estas latitudes, tendré que mirar los libros marítimos antiguos para ver si contienen alguna información. 

      La arpía era consciente de que esta jugada podía costarle la vida, ella misma había matado a muchos marineros con sus propias manos, ¿por qué no iba a ser al contrario?, aunque no le quedaba otra opción, si quería salir y explorar mundo debía tener la ayuda de alguien. Por lo que puso un pie fuera de su escondite y mostrando una amable y sensual sonrisa salió de su escondite, pudiendo ver al humano que había roto su encantamiento sentado en la silla de la enorme mesa escudriñando el mapa. 

      Ghagkrik comenzó a hablar en un dendrita algo tropezado: Saludos humano. 

      El humano se inclinó hacia atrás del susto inicial, pero a los pocos segundos quedó maravillado con la imagen que se presentaba ante él, los voluptuosos senos de la arpía junto a su hermosa mirada lo dejaron totalmente seducido y algo en su interior lo llevó a la calma. 

      Humano dice: Oh… que maravillosa criatura, así que fuiste tú la que encantó a todos con tu deliciosa voz, ni que decir de tus pechos y sonrisa… 

      Ghagkrik mostró una sonrisa algo picaresca mientras cerraba sus ojos seduciendo aún más al humano y dijo. -Mmmmm, si, la verdad es que pensaba comerme a todos, pero tú me has dejado impresionada. 

      El humano sonrió mientras se levantaba de la silla y lentamente fue acercándose a la arpía mientras decía. – ¿Y qué te ha impresionado más? Mi figura, mi cara, mi voz o mi saber actuar con las manos… 

      Ghagkrik mostró una sugerente sonrisa mientras con su plumaje acurrucaba sus pechos a la vez que contestaba. – De primeras tu voz y tus manos… pero ahora que te veo bien… el resto no deben tenerle envidia… 

      El humano volvió a sonreír mientras tomó una postura más neutral. -Estás usando demasiados trucos y no es la primera vez que tengo que escapar de ellos… ¿qué quieres de nosotros si es que no nos vas a comer? 

      La arpía se incomodó un poco. – He leído acerca de gente como tú, escritores, cantantes, actores… artistas en general. Os gusta recorrer mundo, encontrar nuevas historias y rumores que contar y que os reconozcan por ello, me he cansado de mi vida, llevo mucho tiempo esperando esta oportunidad y tenía que atraparla. 

      El humano volvió a sentarse en la silla sorprendido por las palabras de la criatura. – ¿Y qué pinto yo en todo esto? 

      Ghagkrik se acercó a la mesa y se apoyó en ella posando primeros sus senos. – Quiero que me enseñes lo que sabes… quiero aprender de ti, quiero tocar esos objetos con los que produces sonidos, quiero ser reconocida, conocer el mundo, que se hable de mí… 

      El humano se inclinó hacia atrás mientras no podía dejar de mirar los pechos de la arpía. -¿Y qué gano yo de esto? 

      Ghagkrik se acercó lentamente por su espalda y con sus suaves manos comenzó a darle un pequeño masaje en los hombros a la vez que le susurraba en el oído. – ¿Bromeas? Todos conocerán y admirarán al artista que tiene a una arpía como concubina… Y seguro que puedes contar alguna historia de todo esto… 

      El humano se levantó bastante excitado de la silla y se dio la vuelta dejando sus caras a pocos centímetros de distancia. – Te enseñaré todo lo que quieras, me llamo Cartalin el Narrador… 

      Ghagkrik da un pequeño beso en los labios a Cartalin. – Encantada Cartalin, soy Ghagkrik Pluma Inquieta. 

      Pasó el tiempo y Ghagkrik comenzó a codearse con todos los contactos que Cartalin poseía. Aunque nunca explicó su pasado, el humano tenía unas excelentes relaciones con los siervos de Gurthang y en su contra multitud de fieles de Eralie y Seldar siempre buscaban su cabeza en una pica. Por esto la arpía tuvo que actuar alguna que otra vez ayudándolo ganándose la enemistad de los que le buscaban. A su vez, conoció al gremio al que pertenecía el bardo, el Arcoíris Magnificente, un grupo de expertos artistas de todas las materias a los que le gustaba fanfarronear de sus éxitos y obras por todas partes de Anduar. 

      Por desgracia, Cartalin tenía problemas con el juego y a sabiendas que las cosas se iban a poner mal, entregó a Ghagkrik todo su legado para que ella prosiguiera con él ya que hacía tiempo que había dejado de ser una alumna para convertirse en una compañera. Desde hace unos días la arpía sigue sus pasos en solitario con su sede central en Anduar donde con el paso de tiempo han dejado de tratarla como un bicho raro para ser considerada una más, tanto en el gremio como en la ciudad. 

      Rol 

      Ghagkrik es una arpía y como tal puede ser retorcida y perversa. Su afán de conocimiento la llevan a realizar acciones que pueden ser peligrosas y perjudiciales para ella misma, aunque siempre intenta que el beneficio sea mayor de lo que vaya a perder. Es consciente del poder de seducción que posee y de sus habilidades innatas por lo que no dudará en utilizarlos para conseguir sus propósitos. La caridad no es uno de sus fuertes por lo que no soporta a los pobres y pedigüeños. 

      Objetivos 

      • Proseguir el libro que su maestro Cartalin estaba escribiendo, “Las increíbles aventuras de Floid el espadachín. 
      • Ser aceptada en el gremio el Arcoíris Magnificente o formar uno nuevo que los supere. 
      • Poseer conocimiento sobre todos los idiomas existentes en Eirea y de todas las famosas canciones. 
      • Ser reconocida en cada rincón de Eirea por sus creaciones. 
      • Obtener la suficiente fuente de riquezas para volver a su isla y ayudar a las arpías que tengan sus mismas inquietudes a abandonarla. 
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