Inicio Foros Historias y aportes Peregrinación al Lago de Cristal: Saliendo de la oscuridad

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    • ryland
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      Ryland llevaba varios días andando sin descanso por los túneles que se escondían detrás de la cascada de los Riscos del Ocaso. Con la falta de luz solar, Ryland había perdido por completo la cuenta y no sabía si era de día o de noche… sólo paraba a comer y a dormir. De vez en cuando encontraba pequeños puntos de luz provocados por extraños minerales, pero al mirar al fondo, siempre veía lo mismo… oscuridad… una profunda oscuridad.

      La falta de aire y de luz, hicieron que Ryland fuera muy cansado, cada vez le costaba andar y debía de parar más a menudo. Las provisiones que llevaba encima eran escasas por lo que las racionó por si tardaba varios días en salir. El tema del agua no tuvo problemas, ya que por toda la red de túneles encontró infinidad de pequeñas filtraciones que le otorgaban gran cantidad de agua.

      Una noche mientras dormía, un leve sonido de pisadas lo despertó y sin tiempo a prepararse, fue golpeado por detrás dejándolo inconsciente. Un grupo de extraños seres cogiendo a Ryland y todas sus pertenencias y se encaminaron hacia una puerta camuflada en una de las paredes del túnel. Al entrar el ultimo de esos seres, la puerta volvió a cerrarse con un leve pero seco golpe.

      Al cabo de un rato, Ryland empezó a recobrar la conciencia y se vio en una extraña cavidad llena de antorchas y rubíes, parecía estar en una mina de rubíes. Intento levantarse, pero vio que tenía puestos unos grilletes. Sus cosas, estaban a escasos pasos de él, pero suficientemente lejos para llegar con los grilletes puestos. Parecía estar solo pues no se escuchaba sonido alguno. Muy cerca suyo, unos railes cruzaban la sala y entraban dentro de una sala que estaba a su derecha y terminaban enfrente de una pared con un gran espejo negro colgado. Hacía el otro lado, una puerta sin cerradura aparente parecía ser la salida de la caverna. Escucho unos ruidos y se hizo el inconsciente, por el rabillo del ojo logró ver unos seres muy extraños empujando a un grupo de prisioneros con picos y palas. Al pasar por delante de él, uno de los prisioneros tropezó y se cayó al suelo. Los guardias lo golpearon y lo pusieron otra vez en pie olvidándose el pico muy cerca de Ryland. Al irse, Ryland no desaprovecho la ocasión y usando el pico como palanca, consiguió romper el grillete, rápidamente cogió sus cosas y justo cuando alcanzaba su espada vio aparecer una de esas extrañas criaturas que al ver a Ryland libre lanzó algo parecido a un grito y luego, expulsó una especie de nube toxica hacia Ryland que le provocó una fuerte tos y ver muy borroso, cosa que aprovechó la criatura para acercarse lo suficiente para empezar a golpearlo, Ryland a la desesperada, sin poder ver nada, lanzó un grito en honor a Eralie y toda la caverna se ilumino en un haz de luz al tiempo que el cuerpo de Ryland cogía un tono amarillento a causa del aura que le rodeaba por completo. Ryland lanzó un par de ataques con su espada golpeando de lleno a la criatura y haciendo que ésta cayera al suelo. Ryland se abalanzó hacia la misma clavando su espada en el pecho de la criatura provocando que ésta falleciera al instante. Segundos después, y ya mucho más recuperado de la vista, logró alcanzar a ver como del espejo empezaba a salir otra de esas criaturas por lo que rápidamente, se abalanzó hacia una carretilla llena de piedras que estaba en la vía y la empujó bien fuerte hacia el espejo. La fuerza de la vagoneta hizo que la criatura cayera encima de ella y ambos desapareciesen al cruzar el espejo.

      Ryland quedó sorprendido al ver como el espejo no se había roto pero no podía parar a pensar en el por qué, así que, en ese momento, Ryland cerró la puerta que daba acceso a la pared con el espejo y usando el pico que había usado para liberarse, bloqueó la puerta para impedir que fuera abierta fácilmente. Era una puerta de madera reforzada con hierro, aguantaría un poco, pero debía salir de allí rápidamente.

      Miró a uno y otro lado de la caverna y no vio más salida que la gran puerta de piedra que había visto al principio, por lo que, con gran fuerza tiro de ella haciendo que poco a poco se abriese lo suficiente como para pasar por ella y salir de esa caverna. Al atravesar la puerta se vio en el túnel donde la noche anterior había parado a descansar, no se había percatado al llegar a esa zona de la existencia de la puerta, pero ahí estaba. Desde el túnel vio como el pico empezaba a ceder bajo la presión de alguno de esos extraños seres, por lo que Ryland no se entretuvo en volver a cerrar la gran puerta y empezó a correr en dirección norte, pues recordaba que venia del sur. Corrió lo más deprisa que sus piernas y su visión le permitía pues en esos momentos, no tenía la fuerza suficiente para luchar contra esos seres pues no sabía ni cuantos eran ni que eran… Al cabo de varios minutos corriendo por los túneles y pensando que estaba fuera de peligro, se calmó y poco a poco, el aura que lo rodeaba se fue apagando lentamente hasta volver a su tono natural.

      Ryland siguió andando y andando por esos túneles oscuros y después de bastante tiempo, por fin, un haz de luz asomo a lo lejos. Ryland precavido como era, decidió acercarse poco a poco a la salida pues no sabía lo que le esperaba en el exterior y no quería volver a ser sorprendido como con las criaturas. Levantó su espada en alto con una mano y con la otra, dejo su antorcha y empuñó su escudo. Los rayos de sol infligieron una ceguera momentánea en Ryland al salir de la cueva, pues eran varios días sin luz y sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad.

      Pasados unos instantes, poco a poco, Ryland fue abriendo los ojos y ante él se encontró un pequeño rio y a pocos metros de él, un pequeño embarcadero con una balsa. Junto al embarcadero había un viejo encapuchado mirando al horizonte sin importarle la presencia de Ryland en absoluto.

      • ¡Saludos! viajero – dijo el viejo girándose hacía Ryland –
      • Mmm Hola… – respondió Ryland con sus armas en alto –

      Ryland se alivió algo al ver que era humano como él y no una extraña criatura…

      • Baja tus armas. No voy armado y no quiero hacerte daño… – dijo el viejo girando sobre sí mismo para mostrar a Ryland que decía la verdad –
      • No te conozco… – dijo Ryland sin envainar su espada –
      • Veo que vienes del túnel que cruza la cordillera de Cyr. – dijo el viejo encapuchado –
      • Pues sí… Mmm… eso parece… vengo de los Riscos del Ocaso. – respondió Ryland mirando hacía el túnel –
      • Viaje largo y peligroso el que tú has hecho… – dijo el viejo –
      • Muy peligroso… mucho… – respondió Ryland –
      • ¿Te cruzaste con los micónidos? – preguntó el viejo –
      • Micoque? – pregunto Ryland –
      • Micónidos, son unas extrañas criaturas con extrañas propiedades. Son capaces de cosas increíbles. – dijo el viejo –
      • Creo que … creo que me escape de ellos pues. Me hicieron prisionero, pero logré escapar por pura suerte. Al huir, uno de ellos me atacó lanzando una bola de polvo venenoso o algo así… – explicó Ryland –
      • Parece que tuviste suerte… ¿pudiste ver a su Rey? – pregunto el viejo –
      • No, realmente sólo vi a un par de ellos. – dijo Ryland –
      • ¡Lástima! Llevo tiempo queriendo investigar a esos seres y su capacidad para crear diferentes tipos de toxinas. – dijo el viejo –
      • Llevo semanas intentando convencer a algún viajero a que me traiga algún trozo del cuerpo de alguno de esos seres… pero el único que acepto no ha vuelto todavía… – explicó el viejo –
      • Ni lo harás me temo… llevo dos semanas viniendo aquí cada día y no sé nada de él. Quizá lo hicieron prisionero o … lo mataron. – terminó de explicar el viejo –
      • Mira, perdona, pero no quiero saber nada de ellos ahora mismo… – corto de plano Ryland al viejo –
      • Bueno, no puedo pedirte que vuelvas, pero … si te lo repiensas… quizá podría pagarte con algo a cambio – dijo el viejo –
      • No creo… todo y que… me gustaría ayudar a esa pobre gente que tienen trabajando en la mina. – dijo un triste Ryland –
      • Debo ir al Lago de Cristal, y una vez hecho eso, quien sabe, quizá vuelva y pueda ayudar a esa pobre gente y de paso ayudarte a ti. – dijo Ryland –
      • ¿Al Lago de Cristal? – preguntó el viejo –
      • ¡Si! ¿Sabes llegar? – pregunto Ryland –
      • Si vuelves, ¿te pensarás en ayudarme? – preguntó el viejo –
      • Sí puedo… – dijo Ryland –
      • Debes remontar el rio Derebar y una vez arriba, descender al bosque Baldío por la cascada. El Lago se encuentra en el centro del bosque… No tiene perdida – dijo el viejo señalando la pequeña balsa que se encontraba en el embarcadero –
      • Gracias – respondió Ryland mientras se dirigía hacia el embarcadero –

      Al subirse a la balsa Ryland se dio cuenta que no tenía remos por lo que corto una rama de un bambú cercano y así se fabricó un remo con el cual poder remar por el rio. El rio discurría a través …

      Durante el trayecto a través de las rápidas y frías aguas del río, Ryland sólo fue molestado por un grupo de aves y poco más, quizá, el hecho de viajar a última hora de la tarde le ayudó a esquivar algún que otro peligro allí escondido, pues se refugió en las sombras. Durante la larga travesía, vio un pequeño campamento en una de las riberas del río, pero prefirió no parar pues vio señales inequívocas de que ese campamento era peligroso pues había una gran cantidad de lanzas clavadas en el suelo adornadas con diferentes cráneos de animales, algunos de humanos y algún que otro más que no logró identificar… y muchas, muchas orejas colgando de todos lados. Rodeando el campamento había gran cantidad de antorcha que iluminaban las lanzas con las orejas a modo de advertencia. Con algo de miedo en el cuerpo, se agazapó a la balsa para intentar no ser visto y al cabo de unos metros, viéndose libre de miradas indiscretas desde el campamento, se volvió a poner de pie para poder conducir mejor la balsa por el rio, la noche se acercaba y era peligroso estar en el rio sin poder ver más allá de medio centenar de metros.

      El agua empezaba a tragarse las botas de Ryland pues la balsa parecía estar perdiendo cierta estabilidad y Ryland temía que no fuera a resistir por lo que, al poco, se alegró al ver un viejo embarcadero a pocos metros y una pequeña antorcha iluminándolo. El embarcadero estaba a cierta distancia donde el rio parecía ser engullido por la tierra, todo parecía indicar que el rio seguía a través de túneles subterráneos por lo que los habitantes de esa zona habían decidido construir ese viejo embarcadero junto a una cascada.

      Ryland bajó de la balsa de un salto y llego a una zona rocosa con algo de bambú en el lado del rio, al otro lado sólo había la cascada junto a una cueva y nada más. Era noche cerrada por lo que decidió hacer noche allí mismo. Aprovechando el extenso bambú que crecía junto al rio, se hizo un sitio lo más lejos que pudo del camino y allí mismo cerró los ojos y se durmió.

      Los rayos del sol iluminaban la cara de Ryland, por fin, desde que había dejado el poblado de Eldheasiera, había logrado descansar lo suficiente. Miró su bolsa y sólo encontró una hogaza de pan que devoro en un momento, bebió algo de agua del rio y se dirigió hacia la entrada de la cueva delante de la cascada del rio Derebar.

      Ryland miró hacia los lados, pero no vio otro camino que seguir, por lo que, desenvainando de nuevo su espada, se armó de valor y se introdujo a través de la cascada en la cueva. La cueva bajaba junto la cascada del rio Derebar. Ryland tuvo que envainar sus armas para poder bajar por el túnel, ya que éste resbalaba bastante y temía perder el equilibrio por lo que iba bajando ayudándose de sus manos. A medida que iba bajando, veía algo de luz al fondo, por lo que, fue bajando poco a poco para estar preparado por si algo pasaba. Llego al final del túnel y ante él, un gran bosque de altos árboles se extendía hasta donde le llegaba la vista. Al mirar hacia arriba, vio una gran montaña y supuso que el rio debía quedar al otro lado a unos 20 metros de altura.

      Ryland empezó a andar por el bosque y muy pronto empezaron los problemas, ese bosque estaba poblado por una variedad muy extraña de seres que al ver a Ryland, se lanzaban contra él. Ryland iba avanzando poco a poco por el bosque, evitando siempre que pudiese a esos extraños seres pues luchar contra ellos le estaba empezando a pasar factura debido a su delicado estado de salud. Llevaba días sin comer muy bien y se notaba realmente cansado.

      Unos cuervos huyeron volando cuando Ryland lanzó un esqueleto contra un árbol, y al levantar la vista, Ryland vio, por fin, lo que llevaba días esperando. A paso seguro, fue avanzando entre las raíces y troncos muertos de viejos arboles hasta llegar al borde de un gran lago, ¡era el Lago de Cristal! Estaba seguro de ello, pues su agua era transparente como el cristal y una calma parecía reinar en el ambiente. Entre el lago y el bosque había un pequeño sendero que hacia las funciones de muro pues las bestias del bosque no lo cruzaban aun estando Ryland a pocos metros con las armas envainadas… No había tenido más sueños desde la última vez que soñó con la cascada de los Riscos del Ocaso, pero en esos instantes sabía que gracia a su fe en Eralie había ido superando obstáculos uno a uno. Esa fe que en su momento creía haber perdido, ahora la notaba más presente… cogió su orbe y lo llenó de agua del lago, la bendijo en nombre de Eralie y poco a poco fue bebiendo del odre para notar como sus músculos se relajaban, sus heridas sanaban… parecía estar recuperando la fuerza de antaño. Se puso de rodillas y empezó una oración en honor a Eralie y a Paris, antiguo dios del bien y creador, con sus lágrimas, del lago.

      • «Protector del bien, luz de mi camino, predecesor de Paris, dios del bien»
      • «Amo y señor de la palabra divina, portador de las llaves al paraíso»
      • «En tus brazos nos acogiste para mostrarnos la senda correcta»
      • “Oh, antiguas hazañas recuerdan tu nombre, cuando el mal y la destrucción poblaban nuestros corazones»
      • «Nos diste la fuerza, nos diste la vida, tú, ¡solo tú!, hiciste lo imposible, pues salvaste a tus humildes servidores»
      • «Oh, dios misericordioso soy tu fiel servidor»
      • «La grandeza de tu nombre, no tiene parangón»
      • «En esta tierra o en el más allá, tu nombre no tendrá competidor»
      • «Soy tu paladín, el portador de tu fe»
      • «Por todos los caminos, sean de este mundo o de otros»
      • «Tu estandarte al viento, mi mano sustentará»
      • «Un gran golpe, fue el tuyo para Seldar derrocar»
      • «En momentos oscuros, tu gran victoria en nuestros corazones está»
      • «No fue fácil la hazaña, tal y como todos cantan»
      • «¡Es por ti este rezo!»
      • «Postrado ante ti me tienes, ¡rodilla al suelo y mirada al cielo implorando tu ayuda!»

      Al terminar el rezo, cerró los ojos y se centró en escuchar todos y cada uno de los sonidos que le rodeaban hasta que de repente escucho un fuerte grito de auxilio. Parecía una voz humana y parecía estar cerca, muy cerca. Ryland, ya recuperado, desenvainó su espada y con escudo en la otra mano, avanzó a pasos rápidos hacia donde había escuchado el grito. Era una pequeña senda y por el camino, vio varios jinetes muertos junto a sus monturas a causa de múltiples profundos cortes. Todos ellos habían sido decapitados salvajemente dejando un reguero de sangre hacía el sur. El camino seguía y de allí provino otro grito, éste más agónico… Ryland aceleró el pasó y de repente se encontró dos orcos, grandes como osos, luchando contra un viejo caballero. Ryland poco pudo hacer, pues justo cuando él llegó, el orco más grande clavo su espada en el estómago del caballero, provocando la muerte instantánea.

      Ryland aprovechando el momento, levanto su espada y empezó una carga contra el orco más pequeño, pues es el que estaba más cerca suyo… al girarse el orco a causa del grito de Ryland, no pudo protegerse y la espada de Ryland le traspasó el cráneo de delante a atrás de una sola vez. El orco más grande, que ya estaba en posición de ataque, empezó a correr hacia Ryland gritando cosas que Ryland no lograba entender. Ryland tenía su espada insertada en la cabeza del orco pequeño, por lo que tuvo que arrancarla rápidamente para poder defenderse del ataque del otro orco.

      • ¡Vas a morir!!! – gritó el orco mientras corría hacia Ryland –

      Ryland se preparó para el impacto pues sabía que, a esa velocidad, sería imposible esquivar su ataque. Así que cuando el orco lanzó su espada contra el cuerpo de Ryland, éste levanto el escudo junto a su pecho y cruzó la espada detrás del mismo. El impacto fue tan fuerte, que Ryland salió disparado varios metros hacia atrás y el orco vio frenada su gran carrera. Ryland desde el suelo vio como el orco se dirigía a él.

      • Humano, ¡vas a morir! ¿Lo sabes? – bramó el orco –
      • ¿Cómo te atreves a atacar al caudillo de Golthur Orod? – pregunto el orco –
      • ¡Yo lucho contra la oscuridad, sea cual sea su origen! – contestó Ryland –
      • ¡Prepárate para morir! ¡Tendrás el gusto de morir a manos de Workragh! – grito el orco con sus ojos clavados en los ojos de Ryland –

      Al escuchar ese nombre, Ryland se acordó de su estancia en Anduar. Ese orco, era el mismo orco que hace ya mucho tiempo, se había cruzado en su camino en la taberna de Anduar…  Ryland tuvo que dejar de recordar de forma abrupta al ver al orco empezar a correr hacía él otra vez. Ryland se levantó del suelo tan rápido como pudo y empezó a correr hacía él. Las espadas de ambos se chocaron con un fuerte ruido que hizo que varios pájaros alzaran el vuelo asustados. La fuerza de orco era mucho mayor que la de Ryland, lo que provoco que Ryland empezara a resbalar sobre la tierra bajo el empuje de Workragh. Ryland pegó un salto hacia atrás para escapar del alcance del arma del orco lo que provoco que éste golpeara su espada contra el suelo al estar ejerciendo una gran fuerza. Ryland intentó aprovechar este hecho para cargar contra el orco, pero éste, levantó rápidamente su espada y bloqueó el ataque de Ryland con facilidad haciendo que Ryland perdiera el equilibrio y cayera al suelo. Workragh lanzó una estocada hacia Ryland, pero éste la esquivo por poco, girando sobre sí mismo a través del suelo.

      • Grgrgr, no huyas cobarde! ¡Lucha! – grito Workragh a Ryland –

      Ryland se levantó apoyándose con el escudo y levantó su espada hacia Workragh retándolo a continuar, Workragh era más grande y fuerte, pero Ryland era algo más ágil lo que hacía que éste no pudiera acorralar a Ryland. El cruce de golpes entre ambos siguió, pero Ryland empezaba a estar cansado y sólo se limitaba a defenderse de los duros golpes de Workragh. Sabía que no podría aguantar mucho si el combate seguía igual.

      En un instante, Workragh desenvaino un largo estoque y con un arma en cada mano empezó a lanzar ataques rápidos al cuerpo de Ryland que empezó a recibir pequeños cortes por no poder bloquear los ataques. En uno de los mismo, Workragh consiguió clavar su estoque en el costado a Ryland. La cara de dolor de Ryland provocó que una sonrisa diabólica se dibujara en la cara de Workragh. Viéndose ganador, estiró de su arma para que ésta saliese del cuerpo de Ryland y éste intentó lanzar un ataque, pero cayó al suelo a causa de la herida provocada por el orco. Ryland dejó caer la espada y se llevó la mano al costado mientras que con el escudo se protegía el cuerpo pues vio llegar otra estocada del orco, la cual no logro bloquear a tiempo y perforó el brazo derecho sin dificultad.

      • Jajaja, eres débil! – dijo Workragh –
      • ¡Sois escoria! Mucho brillo de armadura, pero luego, morís como todos… – decía riendo Workragh –

      Workragh empezó a vanagloriarse de tener a un sucio humano en el suelo desangrándose como un animal antes de ser cocinado. Envaino ambas armas y de su espalda sacó una gran hacha de dos filos que empezó a balancear de un lado a otro mientras se acercaba en donde estaba tirado Ryland. Ryland yacía en el suelo malherido, una fea herida en su cabeza manaba sangre sin parar, bañando uno de sus ojos e impidiendo que pudiera ver nada a través de él, la herida en el costado sangraba abundantemente y se creó un pequeño charco del líquido rojo bajo su cuerpo. El brazo derecho lo tenía inutilizado a causa de una profunda herida y todo él estaba hecho polvo, no se podía arrastrar por el suelo ni mucho menos levantarse y defenderse… estaba a merced del orco y su hacha.

      Una bandada de cuervos sobrevoló el claro donde se encontraban y pasado esto, el silenció se hizo en el claro, sólo se escuchaba el sonido de la cascada que momentos antes, Ryland había descendido. Workragh apretaba con fuerza el mango de su hacha mientras se dirigía poco a poco hasta donde estaba tirado Ryland. A Ryland le costaba respirar, el polvo que levantó las pisadas del orco al colocarse a su lado le hizo toser y escupir algo de sangre. En ese instante y viéndose superado por el orco, empezó a recordar el porqué de su camino hasta allí, todo lo que había sufrido para llegar hasta donde estaba… pensó en Eldheasiera, en su futura vida con ella… Ryland sabía que Eralie estaba con él, siempre había estado con él, pero se había olvidado de usar su fuerza y entendió que hasta ese momento había luchado sólo… ahora, justo cuando estaba a punto de morir sabía que no estaba solo… si quería vencer a esa bestia debía luchar en comunión con Eralie…

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