Inicio Foros Historias y aportes Peregrinación al Lago de Cristal 4 – En busca del camino rojo (2n parte)

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    • ryland
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      Hacía casi un día que había salido por la puerta oeste de Anduar dirección al lago Tangara, Ryland aún tenía en su recuerdo como a su vuelta a Anduar después de su encuentro con Rijja, se dirigió directamente a la tienda de magia de Anduar. Bilops su propietario, era un gran entendido en cartografía y era la persona ideal para sugerirle el mejor camino para llegar al caluroso y poco habitado desierto de Sharframna. Fue así como siguiendo el consejo del viejo Bilops, Ryland cabalgaría hasta el lago Tangara, y desde allí, cruzando las colinas de Ostigurth llegaría al largo y tedioso camino arenoso que le llevaría directo al mar de arena llamado Sharframna.

      Ryland tenía pensado llegar al lago en algo menos de un día, pero la luz del sol estaba empezando a caer y no veía rastro del lago, el camino al lago era más largo del que tenía previsto. Estaba dispuesto a cabalgar hasta llegar al mismo cuando vio a lo lejos el reflejo de un pequeño mar en mitad de la tierra. Estaba a poca distancia por lo que apremió a su montura para llegar cuanto antes, pues estaba cansado y deseaba descansar.

      Ryland estaba tan cansado, que después de beber gran cantidad de agua, se dispuso a dormir muy cerca de la orilla junto a su caballo. Pasó una noche tranquila, sólo se despertó un par de veces a causa de ligeros ruidos causados finalmente por varios zorros. El lago le proporcionó cobijo y el almuerzo. Ryland, diestro en el arte de la pesca, no tuvo dificultad alguna en pescar varias truchas que asó con las brasas de una pequeña hoguera que había preparado.

      Una vez estuvo todo recogido y varios odres rellenos de agua fresca, Ryland se dispuso a dirigirse hacia las colinas de Ostigurth. No era un camino muy largo, pues desde el lago, podía ver los picos de varias de esas colinas. El camino hasta el momento había estado muy tranquilo y, además, era una ruta muy poco transitada visto lo visto. Ryland sólo se cruzó durante todo su camino al lago con otro jinete y una caravana de mercaderes.

      No había pasado mucho rato cuando Ryland se encontró frente a las colinas de Ostigurth, de lejos parecían más pequeñas de lo que realmente eran. Ryland decidió buscar un lugar protegido de los rayos del sol donde poder descansar. A poco más de un centenar de metros, Ryland encontró lo que parecía un saliente que sobresalía de la roca y hacía allí se dirigió.  Se encontraba descansando bajo la sombra que le otorgaba el pequeño saliente cuando de repente, escuchó un fuerte grito.

      • ¡Por Darin, el Rey de la Montaña! – gritó una grave voz –

      Ryland se sorprendió al escuchar esos gritos por ese lugar tan inhóspito, pero sabía que su deber de caballero era socorrer a todo aquel que necesitase su ayuda y parecía que alguien la necesitaba. Cogió su espada y dejando su caballo a la sombra del saliente, siguió un pequeño camino que había cerca que se dirigía hacia el interior de las colinas… A los pocos metros de seguir el camino escuchó el sonido de lo que parecían varias rocas rompiéndose al golpearse contra el suelo y seguidamente unos gritos…

      • ¡Juro por mi barba que cuando logré subir os aplastaré como a simples hormigas! ¡Arggggg! – gritaba la grave voz –
      • ¡Malditos gigantes sin cerebro!!! – volvió a gritar la voz –
      • Sí tenéis lo que tenéis que tener, dejad de tirar piedras y bajad aquí a mi lado, ¡bajad! – gritaba otra vez la voz –

      Junto con los gritos, se escuchaba el sonido de rocas caer sobre el suelo una y otra vez. Ryland, algo nervioso por no saber que se encontraría, subió una empinada cuesta y se encontró de repente a un enano fornido algo entrado en carnes con una gran hacha dando saltos intentando alcanzar un pequeño saliente que había en la roca. Unos metros más arriba se veía la sombra de varios seres lanzándole grandes rocas para intentar aplastar al enano. En una de estas que Ryland se despistó fue brutalmente golpeado por una de las rocas que otro gigante había lanzado sobre él. Por suerte, solo le golpeó y pudo protegerse de otra que le venía encima con la ayuda de su escudo.

      Ryland con su escudo en la cabeza, salió un par de metros hacia fuera de la pared de la roca.

      • ¡Basta! No he venido a aquí a hacer daño alguno, solo quiero cruzar las colinas… – no pudo terminar Ryland que su escudo fue brutalmente golpeado por otra roca –
      • Muere humanuchooo – gritó alguien desde arriba –
      • Sólo quiero … – Ryland no pudo terminar la frase pues otra roca cayó a pocos centímetros de él y saltó hacia su derecha para no ser golpeado por la misma a romperse contra el suelo –
      • ¡Sois basura! – grito mucho más fuerte otro ser-

      Fue en ese instante, que el enano se percató de la presencia de Ryland y se acercó como pudo hasta él. Mientras tanto Ryland, viendo que no se podía dialogar con esos seres volvió junto la pared de la colina para estar algo más protegido del lanzamiento de rocas. A escasos metros ya el uno del otro…

      • ¿Bonito día no? – dijo el enano en tono irónico a Ryland –
      • ¡Sí! – contestó Ryland mientras parte de una roca se partía al contacto con su escudo –
      • Como te has dado cuenta, en vez de llover agua, llueven piedras y realmente… no me quiero mojar… ¿Te apetece ayudarme a parar esta locura?
      • Me parece buena idea, pero… llevo poco aquí pero el suficiente para darme cuenta que nunca podrás alcanzar el saliente dado … tu talla. – dijo Ryland –
      • ¿Me estas llamando gordo? – contesto el enano –
      • No, no, … quería decir que el saliente está demasiado alto… quizá con su ayuda podría yo sí alcanzarlo y una vez yo arriba ayudarte a subir… – empezó a explicar Ryland –
      • Que te crees, ¿que soy un taburete? ¡Por las barbas de Durin! – refunfuñaba el enano una y otra vez –
      • Creo que es la única forma de hacerlo… – replicó Ryland –
      • Grgrgr está bien! A la de tres vamos corriendo hacía allí y te ayudo a subir… – contestó el enano –
      • De acuerdo. – dijo Ryland mientras le hacía una señal de aprobación al enano –

      Durante toda la conversación numerosas rocas siguieron siendo lanzadas por los enormes seres desde las cumbres de las colinas de Ostigurth.

      • ¡Uno! – dijo el enano –
      • Por cierto, me llamo Ryland – dijo Ryland –
      • ¡Dos! – dijo el enano –
      • Yo, Thraarth. Encantado de conocerte. – dijo sonriendo el enano –
      • ¡Y tres! – gritó el enano –

      El enano empezó a correr hacia el saliente con Ryland a varios metros a su espalda. Cuando el enano llegó bajo el saliente, se agachó y usando su gran hacha a modo de escudo se preparó para lanzar hacia arriba a Ryland. Ryland saltó encima del enano y aprovechando su salto junto con el empuje que le otorgó el enano logró alcanzar el saliente sin problema alguno cogiendo a los enormes seres por sorpresa. Ryland clavo su espada en el suelo y dejó caer una cuerda que previamente había atado al mango otorgando de esta manera al enano de la posibilidad de subir por ella mientras Ryland al grito de Eralie se lanzó con su escudo en alto a lanzar cargas contra esos seres para impedir que se acercaran al saliente y dar tiempo al enano a subir por la cuerda. En ese instante, eran ya tres los seres gigantescos que había a su alrededor, pero Ryland, cubierto de una fina aura brillante, pudo contener a esos tres gigantes a golpe de escudo. Al poco de empezar la defensa de su posición, Ryland se sorprendió gratamente al ver al enano alcanzar el saliente de forma rápida. Una vez estuvo arriba, desató la cuerda y le lanzó la espada a Ryland que con un ágil movimiento la cogió al vuelo y lanzó una estocada a la cabeza de uno de los gigantes provocando la retirada momentánea de los otros dos.

      • ¡Ahora es mi turno! – dijo el enano a Ryland –

      Junto con el grito, el enano empezó a correr hacia los enormes seres, qué, aunque eran más grandes y mucho más numerosos, no encontraban la forma de parar los golpes del hacha del enano. Éste iba dando saltos de un lado a otro, lanzando cortes en las extremidades y golpeando las cabezas de uno y otro con el mango de su gran hacha. Pasaron pocos minutos, cuando se escuchó la última roca caer junto al cuerpo sin vida de uno de los gigantes. El enano, con rastros de sangre por la cabeza y cojeando de la pierna derecha empezó a reír.

      • ¡Por Darin! ¡He cumplido dando muerte a estos asesinos! – exclamó Thraarth –
      • Se creían a salvo de este enano y yo, Thraarth, ¡he conseguido derrotarlos a todos! – se enorgullecía el enano –
      • ¿Ryland has visto cómo han terminado esos? – preguntó el enano –
      • Sin mi ayuda, ¡quizá hubiera sido al revés orgulloso enano! – dijo sonriendo Ryland –
      • Bueno, sí… Realmente, sin tu ayuda no hubiera podido con ellos y me hubieran terminado aplastando o teniéndome que ir con el rabo entre las piernas, pero la suerte se alió conmigo que hizo que tu llegaras y me ayudaras a vengar la muerte de mi caballo.
      • ¿Tu caballo? – Preguntó Ryland –
      • Sí, estaba descansado bajo esta colina anoche cuando un fuerte grito me sobresaltó. Me desperté y logré ver como esos malditos se comían a mi caballo sin yo poder hacer nada por su vida. Los seguí hasta aquí e intentando subir a por ellos fue que me encontraste…- contestó el enano –
      • Veo que te han herido en la pierna. – dijo Ryland –
      • Sí, un maldito me golpeo con una piedra mientras me encargaba de otro. No es gran cosa… – contestó el enano –
      • ¿A dónde te dirigías? Yo voy hacía el norte, hacia el gran desierto. – dijo Ryland –
      • Bufff, yo vengo de allí porque me perdí en mi camino a Anduar y te puedo asegurar que es un infierno, hace mucho calor y mi pobre animal casi no lo cuenta. – contesto un ensangrentado Thraarth –
      • Mi intención era llegar a Anduar, pero con la pierna así y sin caballo… – dijo el enano –
      • Tengo mi caballo a pocos metros de aquí… podríamos llegar a un trato quizá… – dijo Ryland –
      • ¿A qué te refieres? – preguntó el enano –
      • Bajemos a la sombra de las montañas, aquí arriba hace demasiado calor. – dijo un acalorado Ryland –
      • Sí, bajemos. – contestó el enano –
      • Por cierto, ¿puedes cambiar el color del pelo a tu antojo? – preguntó el enano –
      • ¿Cómo dices? – preguntó Ryland –
      • Cuando te vi abajo, juraría que tenías el pelo muy canoso y en cambio ahora, te veo el pelo más oscuro… – dijo el enano –
      • Deben ser cosas tuyas… – contestó Ryland mientras empezaba a bajar –

      Una vez bajaron de las colinas y a la sombra de una enorme roca, Ryland negoció con Thraarth la venta del caballo. Ryland sabía que no podría ir con su caballo por el desierto y Thraarth sabía que para salir de allí necesitaba un caballo ya que con la pierna en ese estado era imposible que pudiera conseguir llegar a Anduar por su propio pie. Fue así como negociaron durante unos minutos y por fin, después de algún que otro gruñido, el enano soltó una bolsa de monedas. Ryland por su parte, fue en busca del caballo que había dejado atado unos metros más al sur y una vez, cogió sus cosas, le hizo entrega de las riendas a Thraarth. El trato contenía una pequeña condición impuesta por Ryland. Si se volvían a encontrar y Thraarth tenía aún al caballo, Ryland se lo podría recomprar por el mismo precio. Una vez todo estuvo en su sitio, se dieron la mano y después de descansar un poco, cada uno siguió su camino. Ryland, a pie, hacia el desierto y Thraarth montado en el caballo de Ryland, volvía hacia la antigua ciudad de Anduar.

      • Espero que nos volvamos a ver. – gritó Thraarth –
      • Sí, seguro. – contestó Ryland viendo como el enano se alejaba galopando –

      Los días y las noches empezaron a pasar más lentamente para Ryland. La segunda noche después del encuentro con Thraarth, pisó por primera vez las arenas del desierto. Era noche cerrada y no había rastro de luz en el cielo, un ligero viento provocaba que cierta cantidad de arena se alzase hasta los ojos de Ryland y éste, temeroso de adentrarse de esa manera en el desierto, decidió hacer noche a la espera de la llegada del amanecer. La noche fue realmente dura, no por el tiempo en sí, sino, por los sueños que tuvo Ryland, Soñó con la exuberante Fatima y el camino rojo que se escondía en alguna parte del desierto.

      Ryland se despertó sudoroso con los primeros rayos de sol, se levantó y después de beber algo de agua y comer un pequeño trozo de pan, recogió sus cosas y emprendió camino por el desierto… al principio tenía claro la dirección pero a media mañana no tenía claro si seguía en línea recta o cómo iba, las dunas y el calor, empezaban a hacer mella en el andar de Ryland y muy pronto, toda su armadura le empezaba a molestar y quemar de tal manera que poco a poco, empezó a quitarse todas las partes de su armadura y guardarlas en su mochila. La mochila de Ryland tenía ciertas cualidades mágicas que permitía hacer livianas todas las pertenencias que se pusieran en su interior.

      Era medio día y el sol se encontraba en el punto más alto haciendo de sus rayos solares verdaderas espadas que se clavaban en el cuerpo de Ryland. No tenía mucha agua y la poca que tenía estaba ardiendo. Pego un nuevo trago y al guardar el odre vio a lo lejos un pequeño grupo de palmeras. Estaba de suerte, quizá era un oasis con alguna pequeña charca donde rellenar sus odres de agua fresca. Ryland aceleró el ritmo y a pocos metros del oasis, se dio de bruces contra el suelo y al levantar la vista hacia las palmeras, se dio cuenta que era simplemente un espejismo… cayo de rodillas y tapándose con su capa se acurrucó durante unos minutos mientras rezaba una oración a Eralie. En mitad de la oración, un fuerte temblor lo sacudió por completo, Ryland se levantó al instante preparado para cualquier cosa y sólo logró ver una enorme criatura emerger del interior del desierto y dirigirse hacía lo que parecía una joven que intentaba huir corriendo.

      Sin tiempo para pensar que hacer, Ryland, tiro su mochila al suelo y levantando su espada en alto empezó a correr hacia donde estaba la criatura gritando para captar la atención del ésta sin conseguirlo. La criatura parecía un gusano gigante con miles de pequeños y afilados dientes en una circular boca y su piel era del mismo color que la tierra. El gusano volvió a adentrarse en el mar de arena y volvió a emerger a varios metros de la joven que se quedó inmóvil ante tal bestia, el gusano quedo durante unos instantes inmóvil al no detectar movimiento de la joven y de repente, se giró hacia Ryland que se encontraba a pocos metros de él. El gusano giró sobre sí mismo al momento que Ryland pegando un salto le rajaba la piel de arriba abajo provocando que una gran cantidad de sangre empezará a manar del cuerpo del gusano. Éste ataco a Ryland de forma rápida y violenta, lo que provocó que Ryland sólo tuviera tiempo de protegerse con su escudo. Ryland fue lanzado varios metros a causa del golpe tan fuerte que el gusano le propino, con tan mala suerte, que se golpeó la cabeza con una gran roca que sobresalía de entre la arena del desierto.  En ese instante, y antes que el gusano volviese a atacar a un indefenso Ryland, varios hombres llegaron de detrás de una de las dunas y empezaron a lanzar flechas y lanzas al gusano, que viéndose herido volvió a meterse en la arena para no volver a verlo. Ryland por su parte, quedó inconsciente a causa del fuerte golpe recibido en la cabeza…

      Habían pasado dos noches desde el encuentro con el gusano de las arenas que Ryland despertó de su largo letargo. Ryland abrió poco a poco los ojos y se vio tumbado en una camilla dentro de una vieja tienda de campaña. La tienda estaba iluminada por varias velas de aceite y de la puerta se veía entrar los rayos del sol. En el centro, una gran viga de madera parecía ser el centro de la tienda y toda se apoyaba en la misma. Junto a él, vio una pequeña mesa de madera con diferentes utensilios que no sabía para que podían ser útiles. A sus pies, vio su mochila con todas sus cosas además de toda su ropa, ¡su propia ropa! Estaba cubierto con una fina tela blanca, la levantó ligeramente, bajó la mirada y se vio completamente desnudo y un vendaje en la zona de las costillas. Intentó levantarse, pero al levantar más la cabeza, se mareó, se llevó las manos a la cabeza y logró tocar lo que parecía otro vendaje, antes que pudiera hacer nada más, y a causa del fuerte golpe recibido días atrás, volvió a caer en un sueño profundo que duró varios días más…

      Una de esas noches, Ryland tuvo un sueño con Fatima. Estaban en su casa de Aldara y parecían ser felices pues los dos reían, a su alrededor había un niño pequeño que jugaba con unas piezas de madera… al instante, la casa desapareció entre sombras para dar paso a una imagen del desierto y del extraño ser de blanco señalando el camino rojo de los Riscos del Ocaso mientras decía una y otra vez: “No te salgas del camino y traspasa la cortina de agua”.

      • ¡La cortina de agua! – exclamó Ryland entre sueños –

      Una fina mano, mojo un paño con agua fría y lo colocó en la frente de Ryland completamente dormido.

      • Descansa… shhhh…. Duérmete…. – dijo alguien de voz suave –

      Pasaron algunos días más cuando Ryland despertó, al abrir los ojos vio los ojos de una mujer mirándolo con alegría y dejándolo sólo al irse corriendo al momento. A los pocos segundos, la mujer apareció seguida de varios hombres y mujeres que lo rodearon rápidamente hasta que uno de ellos habló.

      • Hola, extranjero. Soy Eldhareim, padre de Eldheasiera, la joven que salvaste del mandíbulas de arena. – dijo el hombre mirando a la joven que hace un momento tenía a su lado –
      • ¿Cómo os llamáis? – preguntó Eldhareim –
      • Hola, me llamo Ryland, pero… – contestó Ryland –
      • ¿qué me ha pasado? – logró preguntar Ryland –
      • El gusano te golpeó violentamente y en la caída de golpeaste la cabeza con una roca que provocó tu muerte en vida a causa del gran derrame que provocó el golpe en tu cabeza. – dijo otro humano que estaba al lado de Eldhareim –

       

      Ryland se tocó la cabeza y notó el gran vendaje rodeando su cabeza.

      • Necesitas descansar algo más para curar del todo tu cabeza, tuvimos que drenarte algo de sangre para disminuir la presión en el cráneo y para eso tuvimos que cortarte parte del hueso craneal, de ahí que te duela bastante la parte derecha…. – dijo el mismo hombre –
      • Hueso craneal… – Ryland se tumbó al sentirse mareado mientras contestaba –
      • Intenta descansar algo más y bebe agua, estas algo deshidratado. A la noche, te mostraremos el campamento. – dijo Eldhareim –
      • ¿Quién es ella? – dijo en referencia a la joven que había visto al despertar –
      • Ella es mi hija, Eldheasiera. – dijo Eldhareim –

      Eldheasiera era una joven humana de piel blanca y de pelo oscuro como una noche sin luna. De fino cuerpo y sensual andar. De ojos verdes, labios carnosos y una perfecta sonrisa en su rostro. Su piel blanca como la arena del desierto contrasta con el color oscuro de su larga melena que cubre por completo sus hombros y cae hasta media altura de su espalda. De fina figura y generoso pecho, luce unas piernas largas y fibrosas.

      Ryland bebió un leve sorbo de agua que le ofreció Eldheasiera y volvió a tumbarse cerrando los ojos…

      Ryland estuvo en cama aún varios días más, cada vez, tenía mejor las heridas. A la tercera noche de haber despertado por primera vez y justo cuando los rayos del sol empezaron a apagarse, Ryland se incorporó de su hamaca y se sentó en la camilla dispuesto a dar algunos pasos. Se fue a levantar y de nuevo se sentó de nuevo al darse cuenta que estaba totalmente desnudo y que aún le dolían las costillas y algo la cabeza. Eldheasiera que sonreía por lo bajo al ver el cuerpo desnudo de Ryland, se levantó rápidamente de su silla y le acercó una túnica para que se vistiese.

      • Con ella… estarás más cómodo estos días. – dijo la muchacha mirando a Ryland –

       

      Eldheasiera, que lo había cuidado día y noche desde que llegó al poblado, le ayudó a ponerse la túnica. Ryland notó como la respiración de la joven se aceleraba a estar cerca suyo. No sabía la causa, pero al mirar a los ojos a la joven, quedó ensimismado por su belleza natural y sus encantos, era joven pero madura. Una vez tuvo la túnica puesta por encima, se fue a levantar y Eldheasiera le agarró de uno de sus brazos. Ryland ya se veía con fuerzas para hacerlo sólo, pero la joven insistió por lo que, Ryland se dejó hacer y se levantó por primera vez desde hacía bastantes días. Los dos juntos fueron cogidos del brazo dando pequeños pasos por la tienda.

      • Gracias – dijo Ryland –
      • Gracias a ti, sin tu ayuda, hoy no estaría aquí. – contestó la muchacha de forma muy alegre –
      • Me llamo Ryland. – dijo un Ryland algo conmocionado –
      • Lo sé, ya te presentaste a mi padre hace unos días, pero quizá por el golpe no lo recuerdes. Yo me llamo Eldheasiera – dijo la joven –
      • Eldheasiera… – dijo suavemente Ryland mirando a la joven –
      • Mi padre está muy agradecido contigo y ha montado una cena en tu honor para hoy. – siguió la muchacha –
      • No me lo merezco, he hecho lo que hubiera hecho cualquiera. – respondió Ryland –
      • Puede ser que sí, puede que no … – musitó Eldheasiera –

      Durante varios días, Ryland fue cogiendo fuerzas y se recuperó muy bien de sus heridas. Durante las largas estancias en la tienda de Eldheasiera en la tienda, ella y Ryland se miraban y hablaban de cualquier cosa y las horas pasaban mucho más deprisa. La tribu de Eldheasiera se hacían llamar los Arkaies, eran uno de los varios poblados nómadas que vivían alrededor del desierto. Se movían de allí para allá, y vivían del comercio, pues en sus carros, aparte de llevar su casa llevaban todo tipo de mercancía de un lado a otro. Eran un poblado bastante cerrado a los extranjeros, pero el hecho de que Ryland hubiera salvado a uno de ellos, había hecho fieles a sus tradiciones, lo trataran como a uno más de la tribu.

      A la tarde del tercer día de su despertar, Eldheasiera le quitó el vendaje que le cubría la cabeza pues la herida ya estaba cerrada y le puso un vendaje más ligero a modo de turbante. Estaba terminando de colocar el vendaje cuando entró un hombre seguido de otro. Ryland, se levantó ante los dos hombres.

      • Veo que hoy estás mucho mejor ya. – dijo el más anciano –
      • Sí. Se lo debo a sus brebajes y a los cuidados de Eldheasiera. – contestó Ryland –
      • Por cierto, no sé aún sus nombres. – dijo Ryland –
      • Yo soy Ihmaed, soy el curandero del poblado. – dijo el hombre más anciano –
      • Y éste es Ihmaedin. Es mi hijo y a la vez, mi aprendiz. – dijo Ihmaed señalando a su hijo, que parecía ser muy tímido –
      • Un placer. – dijo Ryland –
      • Vamos, te llevaremos con Eldhareim. Además del padre de Eldheasiera, es el líder de la tribu como sabes. Es por ello, que debes saber, que eres el invitado de honor.

      Así, los cuatro salieron de la tienda de campaña y dando un pequeño paseo de varios metros llegaron a una tienda mucho más grande en donde esperaba Eldhareim junto con varios hombres, seguramente, personas de confianza del líder tribal.

      • ¡Saludos Ryland Tyr’Laein! Sed bienvenido a nuestro humilde hogar. – dijo Eldhareim –
      • ¡Saludos! Antes de nada, quería agradecer vuestra ayuda en mi recuperación. – dijo Ryland –
      • ¡Faltaría más! Los Arkaies somos una tribu que cuida mucho sus tradiciones. – contesto Eldhareim –
      • Después de salvar a uno de los nuestros, era nuestra obligación cuidarte. – continuó Eldhareim –
      • Cómo bien sabrás ya, salvaste a mi hija y es por ello, que estaré eternamente agradecido. Pide lo que necesites y haré lo posible por conseguirlo para ti. – dijo un agradecido Eldhareim mientras su hija sonreía a su lado –
      • Necesito cruzar el desierto y llegar a una zona llamada “Riscos del Ocaso”, estoy buscando el camino rojo que los cruza… – dijo Ryland –
      • Oh, ¿y que buscas en ese lejano paraje? – preguntó Eldhareim –
      • Estoy realizando una peregrinación por las tierras de Dalaensar en busca de respuestas respecto a mi fe y en uno de mis sueños, se me apareció ese camino … – explicó brevemente Ryland –
      • Extrañas explicaciones las tuyas Ryland… pero no soy yo quien debe decir a un hombre que camino escoger… aunque, si decides quedarte con nosotros, serás bienvenido. Necesitamos hombres valientes como tú aquí, la vida en el desierto es muy dura y peligrosa… – dijo Eldhareim –
      • Agradezco su ofrecimiento, pero debo seguir con mi camino en cuando esté algo más recuperado… – dijo un agradecido Ryland –
      • Bueno, quizá esta noche cambies de parecer… – dijo Eldhareim sonriendo mientras miraba a su hija … –
      • O decidas quedarte unos días más con nosotros…- dijo Eldhareim –
      • Esta noche, ¡celebraremos una gran cena en honor de Ryland! – grito Eldhareim dirigiéndose a toda su gente –
      • Ahora, Ryland, mi pueblo debe seguir con sus tareas… mientras tanto, entrad en mi tienda y hablemos un rato. – dijo Eldhareim cogiendo del hombro a Ryland –

      Eldhareim y Ryland estuvieron durante algunas horas hablando, Eldhareim, muy curioso quería saber de dónde venía y como era la vida al este de Anduar. Eldhareim conocía la existencia de Anduar, pero nunca se había alejado demasiado del desierto. Ryland le habló maravillas de Aldara, su ciudad natal y de Takome. Fueron pasando las horas y la noche se hizo presente en el campamento, las antorchas se encendieron y en la gran explanada interior se montó una gran hoguera donde grandes piezas de carne estaban siendo cocinadas por varias de las mujeres de la tribu.

      Ryland, acompañó a Eldhareim hasta una alfombra, donde se sentaron en el suelo, Ryland se sentó a su lado y a su otro lado se sentó Eldheasiera, la hija de Eldhareim. Eldheasiera llevaba una túnica de color verde, con finas transparencias en los costados y un fino colgante de oro como único complemento que se perdía en su generoso escote. Llevaba la cara maquillada con vivos colores y labios pintados de un color rojo muy fuerte. Su pelo, moreno, lo llevaba con una gran trenza que le llegaba a mitad de su desnuda espalda. Llevaba las uñas pintadas de color blanco y manos y brazos con unos extraños grabados pintados encima. Estaba realmente espectacular. Ryland se quedó embobado mirando a esa joven y Eldhareim le golpeó brevemente en un costado.

      • ¿Es de tu agrado Ryland? – dijo un orgulloso Eldhareim –
      • Mmm – Ryland no sabía bien cómo responder –
      • No seas tímido Ryland. ¡Tu mirada te ha delatado! jajaja – rio Eldhareim –
      • Mmm sí, es realmente bella tu hija Eldhareim. – respondió Ryland –

      Durante la cena, todo estuvo muy bien, Ryland comió y bebió cuanto le dieron para probar y después de cenar, se organizaron pequeños bailes en honor de Ryland. Ryland salió a bailar alguno, pero la gran mayoría del rato, estuvo junto a su anfitrión viendo como las jóvenes de la tribu bailaban, y en especial, a Eldheasiera, la cual realizó un baile típico de la tribu en honor de Ryland.

      Cuando ésta terminó, la gente empezó a apagar antorchas y la gran hoguera se apagó. Eldhareim se acercó a Ryland y le dijo, es la hora de las estrellas. Toda la tribu se quedó en silencio y la luz del cielo cogió el protagonismo. Mientras todos miraban al cielo para observar el baile de estrellas y meteoros, Eldheasiera se sentó a su lado y posó su mano junto a la suya.

      Ryland miró a Eldheasiera, pero ella miraba al cielo… Ryland estaba prendado de la belleza de la joven, le gustaba… Desde que había conocido a Eldheasiera, Fatima había desaparecido de sus sueños y ahora era ella quien ocupaba su lugar. Ryland miró al cielo y en ese instante vio el mejor cielo que había visto en su vida, era un espectáculo increíble, millones de estrellas iluminaban el cielo y ofrecían una visión que Ryland no había visto desde otros sitios de Eirea…

      Durante varios minutos, el silencio se hizo el dueño del desierto y sólo cuando Eldhareim se levantó y bendijo a las estrellas por su protección, todos se levantaron y fueron hacia sus respectivas tiendas. Ryland, se levantó y cuando se disponía a dar las buenas noches a Eldheasiera, se dio cuenta que ésta ya no estaba junto a él. Eldhareim se acercó a él y se ofreció a acompañarlo a su tienda, Ryland para no contradecir a Eldhareim, no dijo nada y le siguió.

      Durante el trayecto a su tienda, Eldhareim le explicó a Ryland que su tribu no adoraba a dioses sino a las estrellas, pues se movían por el desierto gracias a ellas y encontraban en su luz, protección y buena esperanza. Además, le comentó que su tribu era de las pocas que quedaban libres en el desierto y este hecho empezaba a ser preocupante pues la endogamia que se estaba llevando a cabo en la tribu estaba empezando a traer problemas en los hijos que engendraban las mujeres, pues nacían con importantes trastornos psíquicos y físicos. Hablando de este tema llegaron a la tienda de Ryland.

      • Bueno, hemos llegado. Que pases una buena noche Ryland. – dijo Eldhareim –
      • I muchas gracias por todas estas atenciones. – contestó Ryland –
      • No es nada… Mañana seguiremos por donde lo hemos dejado…- se despidió un sonriente Eldhareim golpeando levemente la espalda a Ryland –

      Ryland entró en su tienda y un olor a incienso le llenó los pulmones. Toda la estancia estaba completamente iluminada con pequeñas velas, la cama, en el centro de la tienda, había sido cubierta con una fina tela de seda. Al apartar Ryland la tela, se encontró a Eldheasiera desnuda en la cama únicamente con el pequeño colgante entre sus pechos. Ryland se quedó parado en ese instante, giró la cabeza hacia la entrada de la tienda y no vio ningún movimiento…

      • ¡Rápido! Vístete Eldheasiera… – dijo Ryland en voz baja –
      • Si tu padre te encuentra aquí, ¡seguro que me hará matar! – dijo un nervioso Ryland –
      • Tranquilo Ryland … – dijo muy tranquila Eldheasiera mientras abría sus piernas y seguidamente las volvía a cruzar –
      • No, no, no … – dijo Ryland –
      • Tranquilo, mi padre ha organizado todo esto… – dijo Eldheasiera mientras se ponía de rodillas y avanzaba hasta Ryland –
      • Déjate llevar… te voy a agradecer haberme salvado la vida… – dijo Eldheasiera antes de empezar a masajear el miembro de Ryland por encima de la túnica –
      • Disfruta… – dijo ella antes de introducir su cabeza debajo de la túnica de Ryland –
      • Pero… – Ryland no terminó la frase al notar como su miembro era engullido por Eldheasiera –

      Ryland notaba la húmeda boca de Eldheasiera recorriendo su pene, sus manos agarraban levemente la cabeza de Eldheasiera por encima de la túnica. Los gemidos de Ryland se mezclaban con la respiración entrecortada de Eldheasiera. Ryland en un alarde de fogosidad, agarró el cuello de su túnica y haciendo fuerza, rajó por completo la túnica de arriba abajo, provocando que ésta se partiera en dos y cayera al suelo quedando Ryland completamente desnudo con Eldheasiera enganchada a su miembro.

      Ryland no podía parar de admirar el cuerpo desnudo de Eldheasiera realizando la felación, tenía una piel blanca, muy blanca y un pequeño tatuaje casi en el centro de la espalda. Éste, parecía una balanza. Eldheasiera seguía de rodillas con su felación. Mientras que con una mano mantenía el equilibrio, con la otra acariciaba una y otra vez los genitales de Ryland.

      Ryland estaba deseoso de tomar a esa hermosa mujer…

      • Túmbate en la cama – le dijo un Ryland entre jadeos –

      Eldheasiera bajo el ritmo de la felación y poco a poco se apartó de Ryland y se tumbó en cama. Ryland le separó las piernas y empezó por besar primero sus tobillos, luego sus muslos para terminando por meter su cabeza entre las piernas de la joven que empezó a jadear al notar como la lengua de Ryland le acariciaba el clítoris. Las manos de Ryland agarraban primero las manos de Eldheasiera y una vez ésta las soltó para agarrar la cabeza de éste, Ryland buscó su cintura y empezó a recorrer el cuerpo de Eldheasiera hasta que llegó a sus enormes pechos. Primero los acarició con suavidad, los masajeaba, pero en cuanto notó que Eldheasiera empezó a gemir con más fuerza, los agarró con fuerza a la vez que jugueteaba una y otra vez con sus erguidos pezones, los cuales, estaban bien duros.

      Los gemidos de Eldheasiera iban cada vez a más, cuando de repente Ryland notó como las manos de Eldheasiera le tiraban hacia arriba. Ryland dejó de lamer y se dirigió directamente a su boca mientras que, con un rápido movimiento, empezó a introducir su erecto miembro dentro en su mojada vagina arrancando un fuerte gemido de Eldheasiera. La joven puso los ojos en blanco mientras Ryland la penetraba suavemente hasta introducir por completo su miembro dentro de ella. Cuando Eldheasiera fijó otra vez la mirada en Ryland, éste empezó a mover su cadera contra el cuerpo de Eldheasiera provocando que sus cuerpos empezaran un hermoso baile de roces y sudores que provocaban que toda la cama empezara a crujir. Las manos de Ryland ya habían liberado los pechos de Eldheasiera haciendo que estos bailasen libres y éste agarraba el petate de lana que hacía las veces de almohada para que Eldheasiera no se alejara de él.

      Los dos, fundidos en uno, estuvieron un buen rato así hasta que Ryland cogió con fuerza a Eldheasiera por la cintura y rodó a su derecha provocando que Eldheasiera quedara encima de él a horcajadas. Eldheasiera empapada en sudor, empezó a cabalgar a Ryland como si le fuera la vida en ello, mientras, Ryland se entretenía agarrando los pechos de ella, los cuales eran blancos como la leche y tenían los pezones duros de color rosado, ahora algo más morados a causa de los lametazos de Ryland. La cama, hecha de madera, crujía una y otra vez a causa de las embestidas de la joven. El fino collar de Eldheasiera no paraba de bailar entre los pechos de la joven y los jadeos de Eldheasiera eran cada vez más seguidos lo que unido a que Ryland estaba ya por terminar provocó que Ryland agarrara por el trasero a Eldheasiera y acelerase el ritmo de la penetración hasta que empezó a eyacular en su interior. Eldheasiera soltó varios fuertes gemidos y después ésta se dejó caer encima de él extasiada por el placer y el cansancio. La respiración entrecortada de ambos iba a compás con el rápido ritmo del latido de sus corazones…

      • Gracias por salvarme la vida – dijo muy flojo una jadeante Eldheasiera al oído de un extasiado Ryland –

      Ryland giró la cabeza hacia la entrada de la tienda y al no ver movimiento alguno, miró a los ojos a la joven y le dijo:

      • Gracias por dejarme salvarte la vida … y por existir…- dijo Ryland –
      • Necesito descansar un poco ahora. – le dijo Eldheasiera –
      • Descansa… – dijo Ryland acariciando el pelo de Eldheasiera mientras ésta apoyaba su cabeza encima del pecho de Ryland –

      A los pocos segundos, la joven se durmió encima de Ryland, el cual, cerró los ojos y sin poder evitarlo, también se durmió…

      Durante la noche, la joven se acomodó de tal manera al cuerpo de Ryland que al despertarse Ryland vio la espalda desnuda de Eldheasiera dormir a su lado. Por algún que otro pequeño agujero de la tienda, Ryland vio que el día estaba amaneciendo. Ryland levantó la mirada hacia la entrada de la tienda y no vio movimiento alguno por lo que instintivamente abrazó a Eldheasiera para atraerla junto a él. Ésta por su parte, empezó a hacer ligeros movimientos con su trasero frotando el miembro de Ryland, que al instante empezó a ponerse más y más duro.

      • Mmmm – dijo Eldheasiera –

      Ryland sin decir nada, acercó su boca a la oreja de la joven y mientras le mordía amorosamente la oreja, le empezó a penetrar sin pausa alguna hasta tener todo su erecto miembro en el interior de Eldheasiera. Ryland dejó de morder a la joven para pasar a lamer el lóbulo de su oreja mientras cogió a la joven por la cintura y empezó a meter y sacar su miembro a su antojo, la joven, se volteó levemente para quedarse boca abajo y Ryland quedó encima de ella. Otra vez, la visión de su espalda hizo que Ryland viera el bonito tatuaje que tenía en ella. Ryland hundiendo las manos entre el cuerpo de ella y las ropas de la cama, agarró por los pechos a la joven, haciendo que se pusiera de rodillas y éste, sin salir de su interior en ningún momento, siguió con las embestidas. Una vez la joven estuvo de rodillas, Ryland soltó los pechos y cogió a la joven por la cintura para acelerar el ritmo. Los pechos de la joven se golpeaban entre ellos a causa del ritmo que llevaba Ryland y éste, a causa de la excitación del momento, empezó a lamer y morder el cuello de la joven dejándole varias marcas provocadas por excesiva succión, provocando que en su cuello blanco se le vieran varios moratones. Eldheasiera dejó caer su cabeza a la cama y se agarró el trasero con sus manos. Ryland estaba por terminar cuando …

      • Por el otro lado… ¡quiere que se la metas por el culo! – dijo un sonriente Eldhareim –

      Ryland giró la cabeza y vio Eldhareim a lado de la entrada de la tienda sonriendo mientras bebía lo que parecía algo de té acompañado de una mujer. Ryland paró el ritmo …

      • No, no pares… dame … – dijo Eldheasiera entre jadeos –

      Eldhareim hizo señas con las manos a Ryland para que siguiera, por lo que Ryland, viéndose en esa extraña situación, salió de la vagina de Eldheasiera y situó su pene en la entrada del ano de Eldheasiera que abrió ligeramente con sus manos y permitió la entrada por completo del mismo. Ryland reemprendió en ese instante el fuerte ritmo que llevaba hasta entonces y a los pocos segundos Eldheasiera soltó un fuerte grito seguido de varios jadeos a lo que Ryland siguió con un gemido grave y corto y eyaculó dentro de Eldheasiera. Las manos de Ryland estaban posadas en los hombros de Eldheasiera para prevenir movimientos bruscos y una vez terminaron, la joven se dejó caer y Ryland, viendo que el líder tribal se acercaba, saco su miembro del interior de Eldheasiera y dejando un pequeño rastro de semen y sangre en la piel de la misma, se levantó de la cama y antes que pudiera coger algo para taparse vio como la mujer salía de detrás suyo y le ofrecía una túnica limpia, que rápidamente Ryland usó para cubrirse mínimamente.

      • ¿Has gozado con mi hija Ryland? – le preguntó abiertamente Eldhareim –
      • Sí… mm mucho. – contestó un Ryland bastante dubitativo –
      • Estoy contento pues. Será una buena esposa… – dijo Eldhareim mirando a su hija –
      • Vestiros y vayamos a desayunar… – dijo mientras salía de la tienda –
      • Esposa… – dijo Ryland en voz baja mirando a Eldheasiera –
      • Sí… – dijo una ilusionada Eldheasiera –

      Eldheasiera le explicó que, en su tribu, cuando un hombre salvaba la vida a una mujer y esta no estaba comprometida y tenía más de 25 primaveras, éste debía hacerse cargo de ella y desposarla. En la tribu se practicaba la poligamia por lo que, de ésta manera, casi todas las mujeres a cierta edad estaban integradas en alguna de las familias. En este caso, Eldheasiera que debía pasar por poco las 30 primaveras, no había congeniado con ningún varón de la tribu por lo que aún restaba soltera viviendo en el hogar familiar por lo que, Ryland, sin saberlo, había firmado su compromiso con ella. También le explicó, que, si el hombre rechazaba a la mujer, ésta debía abandonar la tribu a su suerte pues se entendía que no era buena amante y no era digna de estar con un varón. Es por eso, que Eldhareim se había preocupado mucho por cómo ha ido toda durante la noche pues no quería ver como Ryland rechazaba a su hija.

      Ryland no sabía muy bien cómo salir de esa situación, pero hablando con ella, entendió que, si el la rechazaba, seria expulsada de la tribu i seguramente su padre, lo ordenaría matar por lo que, siguiendo sus impulsos decidió ir a hablar con Eldhareim sobre el tema para buscar una solución buena para todos, ya que él debía cumplir con su promesa de ir al Lago de Cristal.

      La pareja se vistió sin demasiada prisa, Ryland no podía dejar de admirar el cuerpo esbelto de Eldheasiera. En uno de los lados de la tienda, Ryland vio un pequeño espejo y al mirarse, se vio mucho más joven que antes. No entendía que estaba ocurriendo, pero desde su aventura en Veleiron contra los bandidos que acechaban al poblado, había empezado a experimentar una seria de cambios empezando por la desaparición de muchas arrugas en manos y cara hasta dejar de dolerle la mayoría de los huesos al levantarse cosa que hasta hace bien, extraño era el día que no tenía dolor en las rodillas sobretodo. Luego el tema del pelo… No sabía cómo, pero la sangre élfica que corría por sus venas… ¿había empezado a actuar en ese momento? Ryland parecía tener bastantes menos años de los que realmente tenía. Se estaba mirando al espejo cuando unos manos cruzaron su pecho y lo abrazaron, era Eldheasiera. Se dieron un largo beso y juntos salieron de la tienda, en ese momento, Ryland se sentía amado y no sabía si lo que sentía él era amor o deseo… miró a Eldheasiera y cogidos de la mano fueron recorriendo el poblado. A esa hora de la mañana el trajín del poblado era continuo, hombres y mujeres se movían de un lado a otro haciendo multitud de tareas, unos llevaban agua, otros tejían telas, algunos encendían pequeñas hogueras, los niños correteaban de un lado a otro… Ryland observó que todos parecían felices con lo poco que tenían y pasadas algunas tiendas, llegaron a la tienda de Eldhareim. El los esperaba junto a sus otros hijos y todos juntos almorzaron y estuvieron hablando de cosas triviales, Ryland les hablaba de Takome y Aldara, su ciudad y poco a poco, se dio cuenta, que lo que estaban celebrando era el banquete anterior a la boda. El resto del día, Ryland anduvo ayudando a Shiredd, hijo mayor de Eldhareim, en tareas de vigilancia del campamento. Shiredd era el primogénito de Eldhareim y era el capitán de la guardia del poblado, era el responsable de mantener la seguridad dentro y fuera del poblado y bajo sus órdenes tenía a más de treinta hombres. Eldheasiera por su parte, estuvo todo el día preparándose para la boda con Ryland, junto a hermanas y primas, estuvo todo el día lejos de Ryland.

      Llegó la noche y con ella, salieron las estrellas. Esa noche, Argan y Velian estaban en consonancia y ambas se mostraban en todo su esplendor.  Ryland vestido con una túnica blanca fue conducido por Shiredd hacia el centro del poblado donde todo el mundo se encontraba congregado ahí para presenciar la celebración. Ryland estaba nervioso, pero sabía que debía seguir adelante por lo que no dudo en seguir los pasos de futuro hermano. Al llegar al centro, vio a Eldhareim junto a su hija. Eldheasiera estaba preciosa, llevaba una túnica de color rosado con ligeros detalles de oro. Llevaba pedrería de color azul en sintonía con el color de sus ojos. Su sonrisa al ver a Ryland hizo que éste por un momento, deseara pasar el resto de su vida ahí junto a ella. Al llegar junto a ella, se entrelazaron las manos y Eldhareim sin perder un momento, inicio la ceremonia del enlace. La ceremonia fue corta y muy emotiva, haciendo múltiples referencias a la vida de Eldheasiera y la relación de su familia con las estrellas. Eldhareim hizo una seña a su hijo mayor Shiredd y éste hizo entrega a su padre de un hermoso turbante.

      • Con este turbante, yo Eldhareim, te nombro rey nómada del desierto. ¡El turbante te ayudará en tu día a día en desierto y traerá prosperidad y fortuna a tu nueva familia! – exclamó Eldhareim –

      Eldhareim puso el turbante en la cabeza de Ryland y con el final del turbante, cubrió los hombros de su hija simbolizando de esta manera la unió de ambos en matrimonio.

      • ¡Puedes besar a la novia! – grito Eldhareim –
      • Yiiiijjjjaaaaaaaaaaa – grito Shiredd –

      Todo el poblado empezó a emitir diferentes gritos de júbilo y alegría y Ryland se sintió mal, pues sabia, que era feliz allí, pero debía seguir terminar su peregrinación.

      Después de la celebración, se hicieron diversos bailes tradicionales donde Ryland fue aprendiendo poco a poco algunos de los pasos para poder seguirlos. Mientras estaban bailando se acercó Eldhareim a la pareja y dando un buen abrazo a Ryland le ofreció un cuenco con un extraño brebaje.

      • Ryland, bebe! – dijo Eldhareim ofreciéndole de beber el cuenco –

      Ryland se acercó al cuenco y el olor putrefacto del contenido, le hizo tirar para atrás…

      • ¿Qué es? – pregunto Ryland –
      • Es una bebida típica para la noche de bodas. Con esta bebida fecundaras a mi hija esta noche seguro. – dijo Eldhareim –
      • ¡Pero huele a… podrido! ¿Que lleva eso? – preguntó Ryland –
      • JaJaJa – rio Eldhareim –
      • Huele un poco mal sí, ¡pero da fuerza y potencia suficiente para montar a las hembras durante toda la noche! Es una mezcla de sangre cruda de vaca, veneno de serpiente y tripas de lagarto asadas.
      • Mmm – Ryland no podía ni hablar –
      • ¡Bebe! ¡Bebe! ¡Bebe! – todo el pueblo aclamaba a Ryland –

      Ryland hizo tripas corazón y cogiendo el cuenco con las dos manos y después de mirar a Eldheasiera, se acercó el cuenco a la boca y de un trago se bebió el contenido del mismo. El sabor amargo del mismo hizo que casi vomitara, pero aguanto lo suficiente y tragó…

      • Yiiiijjjjaaaaaaaaaaa – gritaron algunos de los presentes –

      Eldheasiera cogió de la mano a Ryland y recorriendo el pasillo formado por el pueblo, entraron en su nueva tienda. Era algo más grande que la anterior y ésta era algo más lujosa. La tienda entera estaba totalmente decorada con espejos y telas de seda. La cama estaba cubierta con piel de oveja y a su alrededor, una gran variedad de velas iluminando la estancia. Al lado de la cama, había una enorme tinaja de barro, la cual estaba llena de agua caliente y provocaba que toda la estancia se llenara con el vapor que ésta desprendía. Eldheasiera guió a Ryland hasta la tinaja y una vez allí, se desnudó con un sensual baile y al terminar, se introdujo en la misma invitando a Ryland a entrar con ella… Ryland se sacó la túnica y una vez desnudo entró en la vasija y se fundieron en un beso… las estrellas iluminaban la noche y con ellas, la pareja disfrutó del amor y el placer durante toda la noche al amparo y protección de las mismas.

      A la mañana siguiente, algo más tarde de media mañana, Ryland se despertó y vio como unas jóvenes estaban recogiendo parte del contenido de la tienda. Eldheasiera le explicó que hoy el campamento se ponía en movimiento para seguir su camino hacia el norte del desierto a causa del invierno. En varios días llegarían a los Riscos del Ocaso, lugar donde era frecuente parar. Ryland sabía que debía aprovechar esos días para hablar con Eldhareim y que éste le permitiese seguir su camino para luego volver con Eldheasiera. Eldheasiera sabía de las intenciones de Ryland ya que ya lo habían hablado y estaba dispuesta a irse con él, pero él debía ir solo y quería que ella lo esperase junto con la tribu.

      Durante los días de travesía que realizó Ryland con su nueva familia, estuvo hablando mucho con Eldhareim y al final, y después de muchas dudas, Eldhareim accedió a dejarlo ir en la búsqueda de ese fin, aunque seguía sin entender muy bien el porqué, ya que creía que con una mujer a su lado y la vida en el poblado tendría suficiente para su crecimiento personal. La única condición para ser aceptada su vuelta y, por lo tanto, no expulsar a su hija de la tribu, era que volviese antes del nacimiento de su futuro hijo pues Eldhareim estaba seguro que su hija había quedado en estado después de cinco noches seguidas de amor junto a Ryland. Ryland le dio su palabra y así fue como al tercer día de travesía, el grupo llegó a los Riscos del Ocaso. Estaban muy cerca de Ar’kaindia, pero Eldhareim ya le había explicado a Ryland, que los dejaban vivir en paz por el comercio que generaban. De otra forma, su existencia hubiera sido efímera pues los orgos eran los reyes del desierto.

      Eldhareim le explico que estarían allí varias semanas y que luego irían hasta al norte del desierto, donde termina junto a la sabana para pasar allí los próximos meses y desde allí, irían luego hasta la zona más cercana a Anduar donde estarían varios meses. Eldhareim quería tener a Ryland muy pronto otra vez de vuelta, es por eso que le comentó todo el itinerario para que supiera donde encontrarlos lo más rápido posible. El turbante que le regalo por su boda, también le ayudaría en esa tarea.

      Ryland se despidió de Eldheasiera en el campamento antes de emprender su camino a los Riscos acompañado de Shiredd y varios hombres de su guardia personal. Eldheasiera sacó de su escote un pequeño pañuelo bordado con las iniciales de ambos y le hizo entrega a Ryland. Ryland lo cogió y se lo guardo bajo el cinturón y la abrazó durante unos instantes antes de darle un beso y emprender el viaje hacia lo desconocido. La joven, temerosa por no volver a ver a Ryland, pensó en cómo se volverían a encontrar…

      • Padre… – dijo Eldheasiera –
      • Dime, hija mía.
      • ¿Cómo podrá Ryland volver con nosotros si estamos en continuo movimiento por el desierto? – preguntó m Eldheasiera –
      • Tranquila hija mía. El turbante le guiara hacia nosotros. – dijo Eldhareim –

      Por los sueños que tenía Ryland esos días, dedujeron que debían ir a una cascada de agua situada al final del camino que cruza los riscos. Shiredd, gran conocedor de la zona, le guiaría en su camino por los Riscos para no equivocarse de camino y morir a manos de extrañas criaturas que habitaban los Riscos, pues más de una vez había ido hasta allí en busca de agua para su gente.

      El camino por los riscos transcurrió sin problemas gracias a su nuevo hermano y al cabo de varias horas de enorme calor, llegaron enfrente de una gran cascada de agua. El sonido del agua caer se escuchaba desde varios metros atrás y al tocarla, notó que era fría como el hielo. No sabía muy bien cómo, pero sabía que esa cascada era la cortina de agua que había soñado esas últimas noches. Se despidió de Shiredd y sus hombres pues debían volver al campamento cuanto antes ya que estaban en época de reproducción del lagarto y esa zona estaba muy poblada y no querían que el campamento fuera atacado. Se despidieron y entrelazaron sus brazos a la vez que se decían mutuamente: “Que volvamos a vernos”.

      Ryland, ya sólo, estuvo buscando durante horas la forma de subir por la cascada o por alguno de sus lados, pero era imposible. Las piedras que rodeaban la cascada eran demasiado resbaladizas cómo para trepar por ellas por lo que Ryland buscaba sin parar otras alternativas sin éxito hasta el momento. Se acercaba la puesta de sol y en breves momentos, se quedaría sin luz solar y tendría que hacer una hoguera para pasar la noche. En ese instante de rabia cogió una piedra de gran tamaño y la lanzó contra la cascada, de forma que ésta la atravesó sin problemas y pareció caer algo más lejos, ante la sorpresa por lo sucedido, Ryland se armó de valor y cogiendo algo de carrerilla, saltó hacia la cascada cruzándola y cayendo a una especia de cueva escondida detrás de la misma. Ryland asombrado y sonriente, levantó la mirada y al fondo, descubrió una pequeña obertura que parecía conducir a un oscuro túnel por debajo de las montañas.

      Ryland estaba contento pues había logrado encontrar el camino a seguir, pero a la vez, estaba algo temeroso por entrar en una zona desconocida y oscura, no sabía que o quien se podría encontrar allí dentro, pero tenía el convencimiento que debía entrar en ese túnel. Sacó una antorcha de su mochila, la encendió y la levantó por encima de su cabeza para ver si veía algo. Sólo se veía oscuridad y más oscuridad, por lo que, mientras que con una mano levantaba la antorcha, con la otra, desenvaino su vieja espada atento a cualquier cosa que pudiera salir a su paso. Ryland empezó a andar y andar y al cabo de breves segundos, el punto de luz que emitía su antorcha desapareció a través del túnel y se hizo la oscuridad en la entrada del túnel otra vez…

      Ryland empezaba un nuevo camino por unos extraños túneles y Eldheasiera junto a su padre, se iba al norte del desierto a pasar el invierno cerca de la sabana… sus caminos se separaban… se volverían a juntar para no separarse nunca más?

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