La especialización de Vidhildi, parte I

Nuestro joven Vhidildi ya no es tan joven, pasan los años y sus estudios sobre las artes arcanas empiezan a quedarse estancados pues aunque Ghiurl, su maestro, le ha aleccionado sobre todos sus conocimientos, éste se ve incapaz de seguir el ritmo de nuestro aprendiz, ya que sus conocimientos sobre la magia en la que Vhidildi intenta profundizar se ven mermados, en parte por desconocimiento sobre la materia y por su precariedad económica lo que le ha obligado a dar prioridad a otros menesteres.

Vidhildi se aproxima hacia una de las tapas del alcantarillado de Anduar, con sumo cuidado y sin que nadie le observe la aparta hacia un lado y pronuncia en voz baja el cántico ‘groez us minu’, a la vez que se cuela por el agujero con suma facilidad.

No acaba de dar dos pasos y se escucha una explosión que parece provenir del laboratorio oculto de su maestro.

-¿Qué ha pasado Maestro?

Vidhildi ayuda a Ghiurl a incorporarse y tras observar que se encontraba en buenas condiciones
exclama: -¡Por todos los demonios!, después hablas de mis flatulencias… ¡Pero que peste!

-No me hagas enloquecer aún más, he gastado mi último trozo de azufre para crear un encargo y he cometido un error que me dejará sin recursos económicos para mis siguientes propósitos. La Hermandad de la Escama Esmeralda no querrá saber nada de mi si se enteran de que he agotado todo el azufre y aún no conseguido lo que me han encargado…

-Y dónde puedo encontrar yo azufre… Ghiurl si me dices donde encontrarlo… ¡Yo te lo traeré!

-Quieto ahí Vidhildi, no es tan fácil, el material que necesito tiene que ser de una pureza increíble… Solo he visto esa pureza en las minas que se encuentran en el mismo infierno donde la criatura «El Balrog» yace en reposo. Y tu con lo patoso que eres seguro que la despiertas por no decir que no tienes ni idea de como agarrar un pico…
-Venga, déjate de tonterías y ayúdame a limpiar todo esto, espero que el estruendo no delate la posición de mi laboratorio, tenemos suerte de que las obras del alcantarillado no parecen terminar nunca pues no es la primera vez que me pasa esto, quizás no seas el único que mete la pata continuamente.

-Maestro, un día me has contado que existe un poderoso conjuro que permite transportar incluso seres vivos a cualquier lugar de Eirea… Siempre que saco el tema lo eludes y la verdad, creo que eso podría solucionar muchos de tus problemas económicos…

-¡Está bien ya! ¿Por que crees que no te lo he enseñado? -No soy capaz de resolver el conjuro…
-Nunca he sido capaz…
-Tampoco puedo contarte todo lo que se y he aprendido acerca de ese tema, pues es algo sumamente secreto para la organización con la que colaboro y no me lo perdonaría si te ocurriese algo a causa de mi irresponsabilidad.
-¿Sabes que? Creo que ya es hora de que visites a alguien, yo no puedo enseñarte mucho más de lo que ya sabes. -Cuando te veo me veo a mi cuando era joven, lleno de ilusión, con tantas ganas de aprender… -Aislarme aquí ha mermado mi capacidad de aprendizaje de tal manera que no puedes imaginar… -No cometas el mismo error que yo, no dejes que la ira invada nunca tu mente, es como una droga y no te deja pensar en nada más. -Mañana mismo iremos a visitar al que será tu nuevo maestro, quizás tú tengas más posibilidades que yo y algún día te acuerdes de mi y me ayudes en mi causa.

-Yo nunca te abandonaré, además de mi amigo y mi maestro has sido como un padre, nos hemos criado juntos, creo que iré a buscar algunas plantas para que te animes un poco, te veo cabizbajo, vuelvo enseguida y cuando lo haga, te ayudaré a recoger todo esto que parece una pocilga.

Hoy vhidildi se ve algo tristón y eso no es habitual en él, de todos modos sale a buscar algo de Arlan y alguna baya de Cyr con la que preparar algo que anime un poco a su amigo, mentor y casi un padre para él. Mañana será un día decisivo en la vida de nuestro joven mago que conocerá al que será su nuevo maestro, alguien especializado cuyos dominios en la escuela de la alteración no conocen límites y que si acepta a Vidhildi como su aprendiz, seguro la vida de éste cambiará para siempre.

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