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1. El ataque a la fortaleza
Los tambores sonaban por toda la fortaleza anunciando la inminente batalla que se cernía sobre Golthur Orod. Orcos y orcas de todas las edades y formas caminaban frenéticos de aquí y allá. Algunos se equipaban sin dejar de caminar, otros medio desnudos corrían a saber dónde, otros, ya totalmente armados, preparaban sus diabólicas armas. Los soldados, bárbaros y gragbadûrs se situaban en segunda línea de batalla, detrás de la carne de cañón, formada por un gran número de esclavos y prisioneros.
Detrás de los potentes luchadores se encontraban los chamanes realizando sus ritos, meditaciones y adoraciones a Gurthang. Muchos ya se encontraban preparados con ancestros traídos del más allá y preparados para luchar o curar a los suyos. Entre tan tremendo batallón no se podían ver pero todos sabían que estaban los sigilosos pielesverdes. Los ladrones untaban de veneno sus dagas, los exploradores buscaban alimentos y zonas seguras…
Entre tanto orco había un joven muchacho que no tendría más de 16 años cubierto hasta las cejas de pesadas armaduras. Si uno se fijaba con detenimiento, el pequeño orco emitía un chirrido de metal con metal, no porque se estuviera moviendo, sino por los temblores de nerviosismo que le recorrían todo el cuerpo. Una espada casi más grande que él le cruzaba la espalda, desde el hombro derecho hasta la cadera izquierda. La punta parecía muy afilada, y la empuñadura tenía color dorado, acabada con una calavera de color blanco roto.Un fornido orco que le doblaba el tamaño, le apoyó una metálica mano en el hombro izquierdo.
- ¿Nerviozo?
- No… – pudo decir mientras negaba con la cabeza espasmódicamente.
- Zi te vez en apuroz ponte detráz. No creo que puedaz hacer mucho con ezoz temblorez – rio a carcajada limpia el imponente orco.
El orco se giró berreando a alguien. El muchacho, suspiró profundamente consiguiendo serenarse un poco.
Los tambores redoblaron el ritmo y la intensidad cuando los gritos de la carne de cañón comenzaron a oírse fuera de la fortaleza. En perfecta formación orca, salieron atropelladamente. Un tercio por el norte, otro por el oeste, otro se quedó dentro. El muchacho orco se vio arrastrado por empujones y codazos hacia la puerta oeste. Por fin, entre codazos pudo hacerse un pequeño espacio a su alrededor. Con la mano lo más firme que le permitieron los nervios, agarró la empuñadura dorada y desenvainó teatralmente por encima de su cabeza.
Cuando alzó la mirada por encima de la punta de la espada, un jinete montado en una especie de caballo infernal, lanza en ristre, cargaba hacia él. Su instinto primario reaccionó a tiempo y rodó lateralmente esquivando por poco la lanza dirigida a su cabeza. El jinete sin dejar de correr dio media vuelta y volvió a la carga cuando el muchacho terminaba de ponerse en pie. Agarrando la espada con las dos manos, preparó un tajar con la intención de cortar las patas del caballo. El jinete viendo la intención del joven ordenó a su montura saltar y la espada solo cortó aire por debajo.
En ese momento, el imponente orco que le puso anteriormente la mano en el hombro al muchacho, hizo su aparición por delante de su visión y de un golpeo de su cimitarra partió limpiamente al caballo en dos. El joven se vio nuevamente arrastrado, esta vez hacia el puente que comunicaba la puerta oeste de la fortaleza.Muralla: Círculo de Piedras En este pequeño patio interior de la muralla de Golthur Orod se halla, rodeado por una pequeña verja metálica, y bien rodeada por tierra de los desérticos eriales, una gigantesca piedra de basalto negro, cuya historia es todavía más asombrosa que su tamaño: Cientos de años atrás, en los primeros días de la tercera edad, en el apogeo de la hecatombe, esta enorme roca cayó del cielo en mitad del ardiente bosque del norte de Golthur Orod. Para el señor espiritual que gobernaba entonces, esto era un mensaje de los Ancestros, y ordenaron que se trasladara a un lugar de honor dentro de la fortaleza. Y como dentro de la fortaleza no cabía, nada más asesinar al señor espiritual, se trasladó aquí.
Observó con cierto horror como sobresalía la punta de una lanza del orco que tenía más próximo a la derecha, para acto seguido caer como peso muerto, lo que dejó un espacio abierto entre él y el asesino de su hermano pielverde. Se trataba de otro jinete totalmente equipado con una armadura negra, la cual no dejaba ver nada de su aspecto físico. El adolescente orco blandió su espada con las dos manos preparándose para dar un poderoso golpe certero a su rival. Pero su inexperiencia le jugó otra mala pasada. El jinete bloqueó con la punta de la lanza la espada a mitad de su recorrido y con la misma inercia golpeó al orco en el lateral del yelmo con un fuerte golpe.
Todo se volvió negro, solo pudo distinguir el monolito de la entrada, que se alzaba ante él y se hacía cada vez más grande cuanto él más caía al suelo…Que no te engañen las letras.en respuesta a: Situación RL 2021 #336742Llevo un tiempo pensando que podría compartiros mi mushclient entero, o por separado los triggers y sus correspondientes sonidos. Pero solo tengo sonidos (y no completos) de las pocas clases que juego y me da un poco de vergüenza compartir algo incompleto.
Hace poco hice ciertas modificaciones de organización para que me sea más coerente y sencillo añadir sonidos.
Por otra parte, no sé si mis sonidos son libres de derecho o no… los voy pillando por ahí de a saber donde que ni me acuerdo etc etc.
Si me animo algún día ya crearé un hilo.Que no te engañen las letras.en respuesta a: Percepción de un Novel #336741Buenas, el audio de las ideas me da error.
Os doy la razón en estandarizar los comandos del mud, excepto los de exploración que ahí está su gracia y no afecta a la jugabilidad.
Me ha pasado por completo lo que comentas Aesiria, hay cosas que si nadie me las hubiera dicho todavía seguirían siendo desconocidas para mí. El orbe por ej. como comentas.
Supongo que la solución sería aclarar en algún punto el siguiente paso o en el caso del pendiente especificar el comando.Por otra parte, un retoque del tutorial aunque sea pequeño no vendría mal. Recuerdo noveles que no saben coger algo del cuerpo… como ej.
Supongo que lo del vídeo sale en el audio de las ideas (el que me da error) pero creo que haciendo como a principios del año pasado en twitter lo otro viene por su peso. Facebook también aunque personalmente lo miro poco.
Que no te engañen las letras.No me parece bien que se expulse sin más a un miembro de la cofradía por inactividad. Hablo de mi caso personall, cierta ficha tuvo que superar un encargo del bajá para poder entrar. Expulsarlo solo con el motivo de la inactividad no lo veo suficiente peso, encima que un ladrón sufre lo suyo para poder entrar en una cofradía se le expulsa por… inactivo. Y si vuelve a jugar otra vez a sufrir para poder entrar.
Si el problema es que no puede haber más de x miembros en una cofradía, Satyr no se podría poner infinito el num. de miembros?
Con lo que estoy de acuerdo es con las tabernas, un sistema en el cual las cofras luchen por el control. Dicho lo cual, las cofradía son sistemas privados, no públicos al uso. Tal como yo lo veo (si quiero entrar en una banda y al líder no le gusto no hay tu tía).
Que no te engañen las letras.en respuesta a: El nuevo ¡¡VolcanPortatil!! #336362Una especie de sauna tipo Ak’Anon me parece un buen uso sin tampoco desbalancear si te quitas el volcanico. O un hechizo tipo terremoto con menos daño.
Con las herramientas taladro y sierra toda la razón. Una caña imantada la puede usar cualquier marinero por decir otra herramienta.
Que no te engañen las letras.en respuesta a: Tesoros del balrog #336209Aunque lo que si es cierto es que los items de balrog son unicos por ficha, lo cual eleva sensiblemente su complejidad de que alguien te los comercie.
Desconocía esto, gracias es bueno saberlo. Entonces veo un problema en alguna ficha que requiera Balrog y no sea prudente.
Que no te engañen las letras.en respuesta a: Balance de clases por bando #336208P.D. Si me he olvidado alguna clase disculpadme.
Sí, en el malo ahora se pueden crear mago-ladrones recientemente, lo que en total equiparía malo con bueno.
La propuesta no me parece mal.Que no te engañen las letras.en respuesta a: Juego de las 2 opciones #336098De siempre reyes.
Firefox o Chrome?
Que no te engañen las letras.en respuesta a: Defender de soldados humanos takomitas #336070No se de que tira pero he podido salir de defender con varios intentos
Que no te engañen las letras.en respuesta a: Transmutar en bozal. #336056Anilla de mithril se la vi a Xerocs, soldado hombre-lagarto
Que no te engañen las letras.en respuesta a: Regalos de fin de Año #336055Yo voto por un vale a elegir nivel 10 🙂
Que no te engañen las letras.en respuesta a: Feedback: formato de la ayuda de razas y subrazas #336054Creo que Lordsoth lo ha detallado muy bien. En el último punto poner solo la subraza que cambie respecto a la madre, es decir, si tiene x subrazas solo poner la que cambie y las otras dejarla como raza madre
Que no te engañen las letras.6. En el palacio de Ak’Anon:
Sigyfor, todo lleno de cenizas, fue directo a la CajaMetálicaParaMojarse para arreglarse lo más pronto posible. La ropa sucia la dejó en una esquina hecha un ovillo para no ensuciar las baldosas del armario. Al instante, la madre le traía un par de ollas con agua caliente y Sigyfor comenzó de inmediato a quitarse la ceniza antes de que se enfriara el agua.
El enfado por el accidente en la plaza había desaparecido. Ahora se sentía entre triste y preocupado, pensando especialmente en su padre. Le dolía la cabeza pero no le retrasó ni un segundo.
Después de 15 minutos, Sigyfor se encontraba vestido y preparado en la puerta de la casa junto a su madre. Volvió a ponerse su camiseta con el nombre «Sigyfor» bordado a mano.
– Mamá, ¿A dónde vamos a buscarle?
– Mmm… vayamos al palacio, a hablar con su jefe. Es el sitio más lógico donde se me ocurre que podríamos obtener algo de información.
– Me parece correcto. Tiene sentido – dijo Sigyfor asintiendo una vez.
Caminaron a paso ligero hasta el palacio de Ak’Anon. Sigyfor recordó el accidente de esa tarde al contemplar las escaleras, ahora vacías. Aún podía verse restos de ceniza en el suelo. Alejó los pensamientos con un movimiento de cabeza.Palacio de Ak’Anon: Entrada Te encuentras en el hall del Palacio de Ak’Anon, sin duda el edificio más grande de toda la ciudad subterránea. Es una sala de vastas dimensiones y con una cúpula en el centro que debe traspasar la misma corteza de la montaña, pues la luz de la que se alimenta el Palacio entra por ahí. El suelo es de mármol, con un dibujo situado justo en el centro: una rueda dentada.
Entraron ambos de la mano, sintiendo una fuerza centrífuga succionadora pero no ocurrió nada, como de costumbre. En la entrada se encontraban los dos guardias mecánicos que custodiaban el palacio. Eran dos autómatas con forma humanoide, no mucho más alto que un gnomo. Se movían de forma artificial pero coherentemente, alimentados por baterías. Los guardias mecánicos les saludaron con sus voces robóticas.
– Bip bip. ¡Saludos a los dos!
– Saludos. ¿Está el jefe de la seguridad de Ak’Anon? – preguntó la madre.
– Bip. Si, por allí. Bip bip -señalaron los guardias la puerta del noroeste.
Sigyfor entró detrás de la madre, contemplando por primera vez aquella parte del palacio. Habían varios gnomos trabajando en un caos de papeles, cachivaches y gritos. La madre se dirigió a un gnomo mayor, con algunas arrugas y pelo blanco. Vestía ropa normal de la sastrería pero lo que le hacía diferente era las tres medallas que tenía colgadas en el peto de Urlom y un par de relucientes floretes envainados en la cintura.
– Buenas casi noches, SeguridadTodoElDia – dijo la madre con una leve inclinación de cabeza.
– Bienvenida bella gnoma. SeguridadTodoElDia para serviros – respondió el gnomo con otra inclinación de cabeza.
– Veréis buen gnomo. Busco a mi marido. Él trabaja en la seguridad de Ak’Anon, generalmente patrullando los exteriores. Debería haber venido a casa para la hora de la comida y mira que alturas de día es y no tenemos noticias de él. Me preocupa que le haya sucedido algo grave. Pensamos que usted, su jefe, podríais decirnos algo.
– Mmm… sí… – dijo el gnomo arrascándose la cabeza con la mano derecha. Esta mañana hemos recibido a un soldado herido…
– ¿Está bien? – interrumpió la madre con voz alterada.
– Sí, sí… eso parece. No ha sido grave. Solo un encontronazo con un pillo un poco borracho.
– ¿Dónde se encuentra entonces?
– Acompañadme, está en la enfermería del palacio aguardando a que el médico termine de examinarlo y curarlo – dijo el gnomo haciendo una reverencia mientras indicaba con la mano la puerta.
Tras pocos pasos, los tres gnomos se encontraban en la puerta de la enfermería algo impacientes.
Toc, toc. Llamó a la puerta el jefe de seguridad. Se oyó un murmullo y unos ruidos desde el interior y, con un crujido, el médico abrió la puerta observándoles. Un gnomo de edad no muy avanzada, vestido con una túnica blanca y unos inventos colgados al cuello.
– Buenas. CuroHeridas para servirles.
– Buenas CuroHeridas. A mí ya me conoces. Y estos son la mujer y el hijo de a quien te trajimos esta mañana herido. – dijo SeguridadTodoElDia señalándoles.
El médico les miró con ojos abiertos y levantó la comisura de los labios.
– Pasad, por favor. Él ya se encuentra bien del todo. Estaba a punto de darle el alta.
Pasaron al interior y la familia se reunió en un fuerte abrazo. El padre tenía una venda en el hombro izquierdo y unas magulladuras en las manos y la frente pero tenía buen aspecto.
– ¡Padre! ¿Qué te ha pasado? Estábamos muy preocupados – dijo Sigyfor sin soltarse del abrazo.
– Siento mucho no haberos avisado. Vine corriendo al palacio y antes de que pudiera decirle a alguien que os enviase un mensaje me encerraron aquí en la enfermería. Pero no os preocupéis, me encuentro bien. CuroHeridas dice que en una semana tendré el hombro perfectamente – finalizó moviendo el hombro en círculos.
– Pero ¿Qué sucedió amor? Es la primera vez que te hieren… – dijo la madre en un suspiro.
– Patrullaba cerca de la entrada, más cerca de la Cantina ‘El Barriga’ que de la puerta de entrada. Me distraje viendo unas marcas en la pared cuando un pillo sigiloso medio borracho me atacó por sorpresa. Afortunadamente mis reflejos actuaron rápido y evité lo peor. Su puñal se clavó un poco en mi hombro pero nada grave. Le esgrimí sus ataques con mis floretes y pude reducirlo y vine aquí de inmediato.
Sigyfor y madre suspiraron profundamente de alivio. CuroHeridas y SeguridadTodoElDia seguían hablando de sus cosas a unos metros de ellos.
– ¿Y qué pasó con el pillo? – preguntó Sigyfor interesado.
– Avisé a mi jefe, el que está aquí con nosotros, y mandó a otro soldado para arrestarlo. Quedó tirado en el suelo balbuceando palabras inconexas. Ahora creo que se encuentra en la cárcel pero eso a mí ya no me importa. Quién sabe que podría haber sucedido si ataca a un pobre inocente…
– Bueno, volvamos a casa. Es tarde y debemos de cenar. ¡Te haré tu plato favorito! – dijo alegremente la madre.
De vuelta en casa, Sigyfor se quedó en el salón sentado al lado de su padre mientras la madre preparaba la cena en la cocina. Sigyfor le relató lo bien que empezó el día en clase y lo mal que acabó la tarde en la plaza. Sin duda, el padre no le importó mucho, sabía que Sigy nunca dominaría tan bien la magia como su madre. Pero no le importaba, era su hijo y siempre lo sería con sus virtudes y defectos.
La cena constó de unas albóndigas con unas patatas fritas y un buen vino de Veleiron que guardaban para ocasiones especiales. Sin duda esa noche lo era, el padre de Sigyfor estaba bien y no se podía pedir más.
Todos se acostaron pronto, un día largo sin duda. Sigyfor, acostado en la cama, pensaba en la mañana siguiente. ¿Cómo estaría PecasAlegres con él? ¿Bien? ¿Mal? ¿Indiferente? Por otra parte no practicó nada de la ventriloquia y eso le aterraba. No quería hacer el ridículo en clase así que tenía que pensar algo durante la noche…Que no te engañen las letras.en respuesta a: Transformar símbolo #335993Al salir del mud de forma voluntaria si no lo desinvocas pierdes el símbolo y la transformación. Lo he comprobado con un Seldar. Siempre me imaginé que era así y no era bug.
Que no te engañen las letras. -
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